domingo, 18 de marzo de 2018

Señor, sin Marina no puede ser respetada la Monarquía Española (Marqués de la Ensenada, 1740)





"Para que esta nación no se anime contra España, antes bien procure cultivar la buena correspondencia con ella ", no por ello descartará dicha amenaza y, de ahí, la restructuración fortalecimiento del ejército de tierra, aunque en 1751 reconoce que "proponer a V. M. tenga iguales fuerzas de tierra que las de Francia... sería delirio pues ni la población de España lo permite ni el erario puede suplir tan formidables gastos.... pero proponer que no se aumente el ejército y no se haga una decente marina, sería querer que España continuase subordinada a  Francia por tierra  y a Inglaterra por mar"


Con este discurso, el Marqués de la Ensenada denota los primeros síntomas de necesidad de independencia con respecto al resto de potencias ilustradas. La instrucción en construcción de navíos y formación de marines será fundamental en este primer periodo ilustrado

El Reinado de Felipe V y Fernando VI se enmarca dentro de los denominados borbones reformadores moderados de las ideas del país. Su periodo comprende desde 1700 hasta la llegada al reinado de Carlos III en 1759.

La Hermandad de San Casiano dedicó su vida al culto de San Casiano (patrón de Jesuítas). Su principal campo de intervención fue en la educación.
El periodo de renovación comienza por legislas en la enseñanza primaria sobre los maestros, redactar las Ordenanzas de la Hermandad de San Casiano (“Novísima Recopilación”). En la secundaria se crea el Real Seminario de Nobles de Madrid (1725) encomendado a los jesuitas aunque con una influencia francesa notable. Para la enseñanza superior se crea la Universidad de Cervera (1717) infundandos por el espíritu cervariense y menendepalayismo. También, se regulan las oposiciones a cátedras y se crean nuevas instituciones: Academia Española de la Lengua (1713), de Medicina (1732) y de Historia (1738) así como la Biblioteca Nacional en 1716. Además, desde su interés por la relojería llegó a llamar a Jean-Bernard Bourgeois para establecer una escuela dedicada a dicha profesión, pero tan sólo duró unos años (1740 – 1747).


En 1717 se inaugura definitivamente la Universidad de Cervera, en los libros podía apreciarse por tradición como era la escritura (las primeras iniciales versales del párrafo decoradas) y se imprimía el sello de la importancia a Dios y al Rey.

La universidad de Cervera fue muy solicitada por las personas pudientes que querían que sus hijos recibiesen formación universitaria. Era la primera vez que se formaban "maestros" para ejercer como profesión de forma oficial.

El principal objetivo del primer monarca borbón era ir introduciendo (con miedo) los nuevos aires de pensamiento procedentes de Europa pero manteniendo la confianza de la formación en la Hermandad de San Casiano hasta 1743. Para ello le concede unos privilegios como el de examinar a los aspirantes a la profesión. No obstante, la realidad era que los maestros eran mediocres y el contenido de la enseñanza era reducido a un catecismo de memoria, lectura y escritura mecánica con unas pobres nociones de aritmética y urbanismo, junto con la Historia de la nación. Estos aspectos los recoge Fernández Patino en su libro “Origen de las ciencias” (1753). Más adelante la Provisión de 1771 reglamenta la profesión pero no añade nada nuevo y como indicábamos en la entrada anterior prohibía la coeducación.

Por otra parte, crea en función de sus intereses el Seminario de Nobles que estaría instruido por jesuitas para educar a alumnos descendientes de la Nobleza notoria (de 8 a 15 años). Iban con uniforme militar, de color negro, con banda de carmesí y entre sus obligaciones principales estaban las de aprender latín, hebreo, poética, retórica y filosofía moral. En él también tomaban clases los hijos de los reyes pero de forma individualizada y más intensa.


Ilustración del Real Seminario de Nobles de Madrid, donde acudían hijos de militares, nobles y algunos burgueses. Era el primer seminario donde se impartía ciencia, técnica y religión.
En cuanto al reinado de su primogénito Fernando VI, se  rodeó de unos ministros que aunque fueran conservadores en sus ideas, sin embargo observaban la gran decadencia del País. El Marqués de la Ensenada, ministro político de Guerra, de Hacienda y Marinas junto con José de Carvajal redactan la Representación de 1747 para abolir las rentas provinciales por ahorrar gastos superfluos exclamando sus intenciones:

“Lo que se llamaba alcabala, cientos, millones, jabón, servicio y montazgo, hierbas y otras…, que vulgarmente se comprenden bajo el nombre de millones, se atribuye, con justa razón, la pobreza del reino, despoblación y decadencia de las manufacturas. Esta evidencia a inducido a varios vasallos fieles a demostrar el gran bien que resulta a la Monarquía abolir las mencionadas rentas; y subrogar en su lugar una sola contribución…. La sola contribución, llamada real, catastrato o capitación, tiene por fin que cada vasallo pague a proporción de lo que tiene, siendo fiscal uno de otro para que no se haga injusticia ni gracia”.

El camino que ya avanzaban estos políticos era de vital importancia para el entorno educativo de las familias, de hecho, llegaron a establecer una gran importancia a la producción de navíos. Por tanto, el interés por la educación (sobre todo en la formación profesional y técnica) estaba ya presente. La idea del Marqués de la Ensenada era incorporar un plan de estudios de nuevas cátedras. En este periodo también se funda la Academia de Nobles de Artes de San Fernando (1752) que dicta nuevas normas estéticas y la de Buenas letras de Barcelona (1751) y en Sevilla (1752).


La Academia de Nobles de Artes de San Fernando (Cádiz) supone el primer paso para instaurar la renovación pedagógica y educacional.  A pesar de no avanzar mucho, inspiraría los aires de renovación de la Constitución de 1812.

Lo cierto es que se logran grandes avances. El principal aspecto, que ya conocemos es el de una educación que pasa a manos del Estado, a pesar de mantener los privilegios a la orden jesuita. Ciertamente, tenía su lógica, la falta de profesorado competente y bien formado impedía la existencia de maestros seglares. No obstante la educación universitaria fue reformada a fondo. Se crean nuevas instituciones educativas dedicadas a la educación superior con el nombre de colegios mayores como el Colegio de Minería y sobre todo la creación de nuevas academias científicas.

En realidad, las únicas pretensiones, más allá de incorporar el nuevo pensamiento, era el intento por parte de los monarcas para recuperar la hegemonía comercial y militar de España y por otra parte defender y explorar sobre los recursos coloniales. Por tanto, la educación que se proponía no era del todo para favorecer la formación de los individuos. A pesar de impartirles algo de cultura y formación, las personas con acceso a la educación seguían siendo súbditos de los intereses del Estado y la religión.

Más allá de poner en tela de juicio los intereses de clases, las nubes parecían dejar paso a la luz del sol, de las ideas, a una nueva mentalidad que abría camino con estos monarcas y dejaban el principal peso a su heredero; el reinado de  Carlos III.

Bibliografía:

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Cruces, E. (Coord.). (2006). La documentación catastral en el Archivo Histórico Provincial de Málaga 1850-1989. Málaga: Junta de Andalucía. Conserjería de Cultura, 71-87.

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Ochagavía, D. (1962). El Marqués de la Ensenada, defensa. Berceo, 65, 371-382.

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