Entradas reflexivas sobre educación

11/03/2018 a las 14:15. Actualizado el 21/03/2018 a las 12:00.

La formación en el paidós postmoderno; un proceso intervenido por el narrador cuasiomnisciente (el docente).

El debate que se establece el ideal formativo en el que están implicados los maestros actuales lo resume el profesor Marcos Santos en su artículo de blog. En él expone qué significa para él la figura del profesor en el siglo XXI compitiendo con sus nuevos rivales (redes sociales, blogs, Wikipedia) que son más atractivos para la llamada generación millenials en su formación.

El maestro es en carne y hueso quién debe encarnar el ideal formativo. Para ello debe hacerlo tomando la educación o formación como un proceso poético donde desde la belleza  y el sensualismo se llegue a conducir al educando a reflexionar y a ser crítico con todo lo que ve. Esta referencia pedagógica ya estaba presente desde la antigua Grecia, especialmente con el tábano, encarnado en Sócrates que picaba a las personas a seguir investigando sobre la verdad inalcanzable. La educación va más allá de nosotros, es algo que nace inexplicablemente como el cosmos; es un compendio que no tiene fórmula de fabricación, tan sólo de aplicación. La educación debe ir más allá de los exámenes y de las competencias, es algo que se encarna de generación en generación y la única persona que puede dar luz al aprendizaje es el docente. Éste puede “simular” su papel quedándose en lo superficial (planes curriculares, programaciones, unidades didácticas) o puede atacar y jugarse la vida por juzgar al mundo entre si es plano o redondo.

Esta idea ya la aporta Galileo Galilei en sus investigaciones acerca de la tierra, cuando afirmó de forma encubierta que la tierra podría ser redonda por el movimiento de rotación a lo largo del día.  Sin embargo, cuando lo amenazaron con su muerte, rectificó conformándose con la falsa idea que estaba generalizada por la mayoría (inculcada por la religión). Esto es, a modo de ejemplo, una clara referencia de lo que no debería encarnar un maestro. 

Para nosotros, el maestro debe ser el que plasme la cultura desde su voz, aquel narrador cuasiomnisciente que transmite a sus espectadores (alumnos) los saberes para no perderse en la historia (en la vida). El maestro es el protagonista del doblaje de la cultura, es el que debe adaptar lo que está en los libros, para darle un matiz diferente desde su perspectiva. El hecho de traducir conceptos teóricos y culturales en  la lengua del maestro es ya de por sí un trabajo reservado para esa profesión que debe hacerse siempre desde la humildad y honradez de no conocer una verdad absoluta y definitiva. Este es el verdadero proceso de formación. Un rito sin fórmula y que no queda incrustado en formar para ser competentes.


Pepito Grillo. Pinocho (1940). Este personaje no sólo es el guía de un niño, sino que es fabricado por un ente divino para concederle formación y conciencia en el camino de su vida. 
Ciertamente, es en este siglo donde esa pedagogía rebelde pasa desapercibido. Pasamos horas conectados a un dispositivo que almacena información por nosotros, quién contiene y organiza datos en ficheros pero no pretende que interioricemos mucho a nivel reflexivo. La consulta puede ser eficaz, es cierto, porque allí se encuentra todo, pero es el médico (el maestro) quién opera en ese saber e interviene quirúrgicamente en el alumno para aportar otra visión diferente a la que proponen las actuales tecnologías, currículos y libros de texto. Es el docente quién, a través de sus utensilios pedagógicos da vida a la cultura, nos anestesia de forma mágica con sus medicamentos (su pócima secreta) para captar atención a sus intervenciones y de esa manera recabar cultura y formación, invitando al alumno a concebirla desde un espacio universal infinito (pozo sin fondo), más que una cloaca donde los conocimientos teóricos quedan en el abismo.

No es un tabú que en una sociedad tan globalizada y donde todo es de fácil acceso, la información y el conocimiento es mayor, pero también la fiabilidad de las fuentes es convulsa y esto hace que el interés por recibir la información filtrada (por el maestro) no nos interese. Por Internet circulan muchos bulos y mentiras. El maestro no sólo se encuentra con hacernos conscientes de ese problema, sino que además tiene que competir por ser el candidato más atractivo para trasladar el conocimiento. Esa difícil tarea de descubrir que el maquillaje, a pesar de embellecer y hacer más atractiva una información, en sí, es una máscara condicionada por artificios resulta difícil de “desmaquillar” ante los ojos del niño; la belleza natural y profesional del saber se encuentra en esa persona que hace atractivo desde dentro el conocimiento (y la cultura), porque sólo así, se transmite con sinceridad, sin medias-verdades, con verosimilitud a su profesión, que concede a su vez realismo al proceso formativo.


No podemos olvidar el papel de aquel maestro que nos llenó de vida por dentro, que nos ayudó a ir más allá de lo aprendido, a pensar sobre toda la humanidad. Ese maestro que nos marcó y activó en nuestra conciencia el Pepito Grillo que llevamos dentro, un ser moral que a pesar de equivocarse pretende lo mejor para nosotros y guiarnos en el conocimiento. El maestro es aquel que nos substrae y extrae de todo lo paradigmático y estereotípico. Algo que va más allá de las competencias y requisitos curriculares. Es, el padre que revive al alumno de esa aparente muerte placentera en la que nos sucumbe el mundo actual, pues todos podemos reflexionar y ser poetas del mundo gracias a él.





Como vemos en esta obra filmográfica de referencia para los maestros (El club de los poetas muertos, 1989), el docente consigue hacer algo con el alumno que no tiene una explicación concreta, es curioso como nace de su interior el hecho de guiar al alumno, de llevarlo a lo más alto y quitarle la máscara con un tacto y una intuición para ir hacia el camino de la verdad, que es "como una manta que siempre te deja con los pies fríos, la estiras, la extiendes y nunca es suficiente, la sacudes, le das patadas pero no llega a cubrirnos y desde que llegamos llorando, hasta que nos vamos muriendo, solo nos cubre la cara mientras gemimos, lloramos y gritamos".


Así, es el profesor quién a través de la "belleza de la no respuesta", con armonía inexplicable origina una mutación en el ser del alumno y genera una relación pura sorprendente que incluso nos hace buscar otra perspectiva para hacer concretos modos de ser.






"Me he subido en la mesa para recordarme que debemos mirar constantemente las cosas de un modo diferente; el mundo se ve distinto desde aquí arriba. Cuando ustedes crean que saben algo, deben mirarlo de un modo distinto aunque pueda parecer tonto y equivocado, cuando lean no consideren solo lo que piensa el autor, si no lo que ustedes piensan. Muchachos deben luchar por encontrar su propia voz y cuanto más tarden en empezar, tienen menos probabilidades de encontrarla. No se resignen al silencio, escapen, no se dediquen a saltar como conejos, miren a su alrededor. ¡Atrévanse a cambiar y buscar nuevos campos!"




24/02/2018 a las 2:53

La educación: un realidad testificada en clave artística.

Las palabras y las imágenes son instrumentos artísticos para la crítica social. Entorno al tema educativo existen multitud de testimonios en clave artística que datan la realidad educativa de su momento y que curiosamente, son representaciones de la realidad actual, por tanto los mismos problemas siguen persistiendo.


Antonio Machado

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
mil veces ciento, cien mil,
mil veces mil, un millón.

Una tarde parda y fría
de Invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.


Antonio Machado, a diferencia de su hermano Manuel, era un poeta más nostálgico. Escribe este poema para representar la realidad de la escuela de finales del siglo XIX en España. El país estaba sumido en una profunda crisis. El sistema escolar está representado tal como lo refleja, desde una perspectiva fría, monótona donde los alumnos se dedicaban a recitar como un coro y en donde la figura del maestro “mal vestido, enjuto y seco” se imponía con un carácter serio y restrictivo. La vida en el aula parecía un tormento, la relación entre el profesor y alumno era distante y coercitiva.



La dureza y el realismo del siglo XIX están presentes también en los cuadros de Albert Enker. Titula este cuadro con el nombre de escuela de pueblo en 1848. A pesar de representar la realidad escolar del sistema escolar suizo, la situación en España era muy similar en esta misma época. En el cuadro se observa como las niñas estaban destinadas a estar concentradas y excluidas del centro de atención de la clase, los primeros alumnos son los más “empollones” y atrás es donde se alborota la clase. La figura del profesor, contiene una vara en la mano, como método de castigo ante el mal comportamiento de algún niño. En otros de sus cuadros la cercanía del profesor hacia el alumno no se pierde. En la educación actual una de las principales añoranzas es que se está perdiendo esa cercanía entre profesor y alumno.

No es menos, el realismo sobre la educación en la dictadura franquista, en la obra el florido pensil (1994) pues todo lo expuesto anteriormente ya era heredado por dicho sistema, incluso se radicalizaron las metodologías de enseñanza.

Acto I.

TODOS.-

A la escuela
que ya es hora,
sin demora
vamos pues.
Nos lo exige,
nos lo manda,
la voz santa del deber. 

(Después de cantar la estrofa dos veces
alrededor del piano, se van acercando a la
corbata, y la repiten por tercera vez a
mayor volumen. Cada uno lleva, atados a
una cuerda, un pizarrín y un ejemplar de la
Enciclopedia Álvarez. Poco a poco se
ilumina todo el escenario. Al acabar la
canción, ALBERDI se les une.)

BRIONES.- (Al público.) Cantábamos a la
entrada y cantábamos a la salida.

ALBERDI.- (Canta.)
Colegio querido
de mi corazón.

TODOS.-
El Señor te guarde,
quédate con Dios.

ARTOLA.- Cantábamos los límites de
España...

TODOS.- España limita al norte con el mar
Cantábrico.

AGUIRRE.- ...y la tabla de multiplicar...
TODOS.- 2x1=2, 2x2=4, 2x3=6...

BRIONES.- Y los ríos, cabos y golfos...
TODOS.- El Ebro nace en Fontibre provincia
de Santander.

JÁUREGUI.- Cantábamos las respuestas del
Catecismo...

TODOS.- Soy cristiano por la gracia de Dios...

ARTOLA.- ...y cantábamos el himno de la
Legión.

TODOS.- ¡¡¡Joé!!!

ARTOLA.- ¿Qué pasa? Entonces a mí me
gustaba... (Canta.) 
Soy valiente y leal legionario

TODOS.- (Le siguen.)
Soy soldado de brava Legión...

AGUIRRE.- Lo cantábamos todo.

ALBERDI.- ¡Hasta cantábamos el himno
nacional!

TODOS.- ¡Hombre, claro!

ALBERDI.- Bueno, no tan claro, si se tiene en
cuenta que el nuestro debe ser de los pocos
himnos, si no el único, que no tiene letra.

JÁUREGUI.- Pero entonces sí la tenía.

BRIONES.- Mejor dicho, las tenía, que había
letras para elegir.

JÁUREGUI.- La de Eduardo Marquina, por
ejemplo.

ALBERDI.- También estaba la de José María
Pemán, menos incendiaria, pero... ¿qué exigía?

TODOS.- ¡Joé! ¡Levantar el brazo!

JÁUREGUI.- Sin embargo, en el colegio,
cantábamos una versión...

AGUIRRE.- Anónima, ella...

ALBERDI.- Que venía recogida en la
Enciclopedia Álvarez.

(La enseñan al público y empiezan a cantar
el himno nacional. Mientras lo hacen,
realizan un ejercicio de fregolismo,
quedando en ropa escolar de los años 50.)

El acto teatral (I) no duda en reflejar y resumir la realidad escolar española a la que muchos de nuestros antepasados estuvieron sumidos. La educación se convirtió en un proceso tan mecánico y básico en la forma en que interiorizaban los contenidos y estaban totalmente adoctrinados. 

La obra de teatro de Andrés Sopeña Monsalve, no deja indiferente a nadie. El autor quiso reflejar que la educación de dicha época se basaba en el aprendizaje obligatorio y férreo sobre contenidos básicos a nivel de conocimientos teóricos como patrióticos. Es curioso ver cómo todos tenían que ir al unísono, todos debían hacer lo mismo, respondiendo a una sociedad organizada y estructurada donde no se podía entender la diversidad en el aula. A su vez se ironiza sobre la falta de letra del himno español, como muestra de la constante preocupación de todos por un himno que se aprendieron para remarcar su identidad y que finalmente, como preocupación social, hay cosas más importantes por las que un gobierno o nación tiene que preocuparse. Los problemas reales de la educación son otros y no el recitar un himno.

Al hilo de esos problemas que arrastramos a día de hoy, si actualizamos la visión del sistema escolar encontramos una canción de Lytos, titulada Educando Esclavos. El cantante critica de una forma sutil y suave pero con un mensaje duro, incluso a un nivel desorbitado, que no deja en el trastero ningún detalle que defina la realidad educativa actual. El mensaje es claro, se hace con un lirismo que rompe con los esquemas, con la realidad; los niños quieren crecer pero cómo, ¿educando esclavos?.



Este vídeo nos deja un debate extremo, ¿debemos hacerle caso a todo lo que dicen los profesores? ¿cuál es su principal papel?. En nuestra opinión el maestro del siglo XXI no debe cometer los mismos errores del pasado, el conocimiento no debe basarse en la transmisión de datos, sino hacer ver al alumno que más allá de lo que se pueda memorizar, existe una realidad en la que nos surgirán problemas y el docente tiene como misión abrir la mente del niño para que “observe” y analice la situación. El niño desde muy pequeño tiene la capacidad de ver, pero no de observar, y es en esa observación donde el niño, con la guía y ayuda del maestro conseguirá entender el verdadero sentido de educar.

Educar no es sólo quedarse en la etimología de la palabra eduquere, es ir más allá del concepto y entenderlo como una necesidad del ser humano para conocer y descubrir el mundo que le rodea, para ser mejor persona y tener capacidad de elección (tras conocer la libertad en su sentido abstracto). La educación del siglo XXI debe ser el pájaro que vuela en dirección contraria al resto de su manada, que emprende un rumbo arriesgado hacia lo desconocido, pero con una meta clara de romper lo que hacía de forma repetida y monótona.


Llama la atención como el arte, ya sea en forma de poesía, teatro, cuadros, canciones, destaca especialmente las consecuencias negativas de la educación. El arte, es empleado como medio de crítica social y la educación actual debe emprender el mismo rumbo: usar esa libertad para pintarse (reeducarse), autocriticarse y sanar de la mejor forma los problemas que en ella se acucian. Así como Forges muere con el don de dibujar para cambiar el mundo, la educación debe centrarse en hacer ver la realidad y sus problemas.













16/02/2018 a las 11:16. Actualizado el 06/03/2018 a las 23:15

Realidad educativa desde la virtualización: la desprofesionalización del docente.

Umberto Eco, en su texto ¿De qué sirve el profesor?, cuestiona el papel del profesor o docente en la actualidad tras la aparición del mundo red. La enciclopedia virtual ilimitada del saber ha llegado para sustituir muchas de las funciones de los docentes pero nunca podrán ser quienes formen (instruyan y seleccionen) sobre qué aspectos son importantes no sólo para el conocimiento sino también para ser crítico con lo que se aprende.

Wikimedia (2013). Neil Harbisson, cyborg ejerciendo como profesor.
En un mundo donde las tecnologías han llegado a globalizarlo todo, muchos de los horizontes profesionales se han perdido. El Internet llega para solucionar la vida a muchas personas porque abre la posibilidad de que todos gestionemos el conocimiento de forma interconectada, destruye las barreras interpersonales a nivel comunicativo y agiliza o facilita los procesos de búsqueda de información. Sin embargo, a pesar de sus posibilidades, también ha venido a ser el veneno de muchas profesiones como la del docente. Es cierto, el saber no ocupa lugar y el Internet es la neomáquina que almacena información sin límites pero, ¿donde está la esencia del aprendizaje?. La realidad del conocimiento la posee el profesor, es quién tiene una capacidad profesional y humana para saber transmitir la esencia del conocimiento. La gran diferencia, a nuestro parecer, es que el profesor tiene sentimientos y pone la sal sobre el aprendizaje. El profesor es el que RE- transmite la esencia y cuando nos referimos a este término se trata de reflexión, crítica y capacidad de destapar el velo de la realidad actual para seguir investigando sobre ella desde el conocimiento.

Beatriz Fainholc en su artículo “la lectura crítica en Internet” (2005), reconoce el mundo Internet como un universo de posibilidades pero quien educa a tener una capacidad crítica y a comprender los significados es el docente. En la “sociedad del conocimiento” todo es posible porque alguien previamente enseña a leer y a dominar su cultura, a dedicar esfuerzos como un guía. Por otro lado, Jesús Plaza de la Hoz, catedrático de la Universidad Internacional de la Rioja, expone en su investigación práctica que el verdadero sentido de la educación está perdiendo peso a causa del mal aprovechamiento de la red. Quién permite adaptarse al entorno, motivar al alumno y crear personas del mundo son los profesores, el resto se ocupa de informar y preformar sin unas bases éticas.

Ciertamente, el mundo del Internet es tan complejo que permite obtenerlo y traspasarlo todo pero aquí está el peligro; si no se enseña sobre su uso, puede suponer un peligro en la formación del niño. Por tanto, el profesor claramente, es el capitán del barco educativo, el que maneja el timón y los alumnos son quienes deben abrir la velas para ir a babor o estribor pero nunca tomar una dirección sin capitán del barco.

Darius Sankowsky (2015). Imagen sobre libro, móvil y gafas.
Esto no quiere decir que no se deba integrar a la tecnología en los usos educativos sino emplearla como un complemento directo para los sujetos implicados: el docente y los alumnos. Si tomamos al docente como referente las explicaciones quedaran matizadas por sus aportaciones teóricas-experimentales, es decir, el profesor transmite a la vez que emite conocimiento. Sin embargo, la información en el ciberespacio queda de manera mecánica, sin condimento a la disposición de todos. El profesor mostrará la realidad inacabada a pesar de que las tecnologías intentan borrar esa visión concibiendo el mundo como algo acabado y estático. Así, el profesor, por tanto, es quién puede permitir reflexionar sobre el porqué de las cosas y criticarlas para cambiar el mundo. El mundo red, aunque parezca ilimitado, es limitado porque sólo consigue responder al qué, cuándo y cómo de las cosas, pero no propone una perspectiva para hacernos reflexivos ante los sucesos.

Finalmente, a la pregunta ¿seríamos capaces de vivir sin estar interconectados entre nosotros a través de las tecnologías? Nuestra respuesta es que a día de hoy es imposible ya que nos hemos convertidos en posesos de la tecnología. Somos los androides que sueñan con ovejas eléctricas y no los verdaderos humanos que disfrutan de su naturaleza o reflexionan acerca de un libro. Cuando el caviar ya está dado, nada nos lo puede quitar, nos acostumbramos a ello y no podemos vivir sin ese placer hedonista inmediato. En la Torre de Babel se intercambiaban signos e intenciones a modo de juego ahora el mundo del Avatar consiste intercambiar grafías digitalizadas donde todo se hace más fácil, está dado sin esfuerzo e incluso es capaz de hacernos un tanto inútiles, un poco más inhumanos.

Bibliografía referenciada:

Eco, U. (21 de mayo de 2007). ¿De qué sirve el profesor? [Página web]. Recuperado de https://www.lanacion.com.ar/910427-de-que-sirve-el-profesor

Fainholc, B. (2005). Lectura crítica en Internet. Lectura y Vida, 26(2), 34-41. Recuperado de http://www.lecturayvida.fahce.unlp.edu.ar/numeros/a26n2/26_02_Fainholc.pdf

Plaza, J. (2016). Impacto de las redes sociales virtuales en estudiantes adolescentes: informe de investigación. Revista Internacional de Tecnologías en la Educación, 3(1), 53-63. Recuperado de http://journals.epistemopolis.org/index.php/tecnologiasedu/a

2 comentarios:

  1. Es mejor precisar algunas de las metáforas, su simbolismo y alcance, como la de la luz eléctrica y la bombilla. Y acortar algo el texto, para que no se disperse. Son cuestiones de expresión, de mejorar el modo de decir las ideas. 85-90%

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    1. Hemos recortado parte del texto de la entrada reflexiva (I) referida al texto de Umberto Eco y la primera entrada (introductoria) sobre la explicación del significado de la ilustración. Gracias

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