sábado, 31 de marzo de 2018

“La ciencia es sin disputa el mejor, el más brillante adorno del hombre.” (Jovellanos, 1787)


Francisco de Goya y Lucientes (1805). Alegoría a la Industria. En el cuadro se representa a la mujer trabajadora dentro de las fábricas de hilanderas (inspiradas de Velázquez) para introducir a la mujer dentro de esa modernización industrial que se iniciaba a finales del siglo XVIII. Dentro de las Sociedades Económicas Amigas del País las mujeres fueron fundamentales para el progreso, entre sus trabajos estaba hilar y coser; eran símbolo de luz y de progreso a pesar de quedar olvidadas en el estudio de la historia.

"Lo que importa es perfeccionar la educación y mejorar la instrucción pública: con ella no habrá preocupación que no caiga, error que no desaparezca, mejora que no se facilite. En conclusión: una nación nada necesita, sino el derecho de juntarse y hablar. Si es instruida, su libertad puede ganar siempre; perder, nunca" (Jovellanos a Lord Holland, 1809)


Tras la muerte de Carlos III, le sucede su hijo Carlos IV. Por tanto, desde 1789 entrara el nuevo monarca a reinar en el país. En realidad, en cuanto al contexto educativo acontecido, la misma realidad se va a intentar mantener, incluso se hacen más avances que en la primera y segunda etapa del setencientos. Sin embargo, no todo será goce y disfrute de herencia. Este rey se encuentra con la dificultad de los revuelos fronterizos recientes en Francia, la falta de fuerza administrativa y la continua presión de los sectores por incorporar la ciencia en el acervo popular. Todo ello frenó el supuesto desarrollo conseguido anteriormente y provocó más miseria económica y la pérdida de confianza en la monarquía. Se habían logrado grandes avances en el sector agricultor, en los puestos militares y en otros oficios. 

Sin embargo, la enseñanzas primarias seguían estando descuidadas y los discursos no se extendían ni aplicaban realmente. Lo cierto es que hasta la Paz de Basilea en 1795, que enfrentaba a España y Francia no se avanza mucho en materia educativa porque este hecho supone centrarse en un conflicto bélico incondicionalmente.

Anónimo (1803). Alegoría a la Paz de Basilea. Destaca la rendición del hombre y el triunfo de la paz que firma en una lápida monumental la firma de paz. Debajo los niños son protagonistas del lujo con las medallas y espadas reales, hijos del hombre violento. A la izquierda la diosa de la paz entierra las espadas y trae un ramo de olivo poniendo fin a la guerra. En la inscripción refiere "Summo terra marique" traducido como "en un extremo de la mar y de la tierra".
Cuando Carlos IV entra en el trono, siguen manteniéndose en pie las disposiciones de enseñanza primaria pero recordando que se había creado la Academia de Primera Educación y las Escuelas Reales. Sin embargo, acontece un enfrentamiento: la Academia, el colegio académico y la junta general de Caridad pugnan por lograr una supremacía a nivel de calidad. Por ello, se realiza desde el Consejo de Castilla un plan conjunto en 1797 en el cual se crea la Junta Superior de Enseñanza que encarga redactar un plan uniforme de todos los grados docentes destinados a toda la Nación para zanjar la lucha. El plan se formaliza en la Real Orden de 11 de febrero de 1804 que zanja el enfrentamiento aprobando la libertad para abrir escuelas. 

Por otra parte, el cese del Colegio Académico y la Junta de Caridad para las oposiciones a maestros pasa a una Junta de Exámenes (regulada por visitadores de escuelas reales, padres de escuelas Pías y dos representantes del Colegio Académico). Por tanto, las Juntas de Exámenes quedaban bajo el control del Consejo RealLo cierto es que Godoy es nombrado primer ministro en 1792 sustituyendo a Floridablanca y su confianza hace que toda la cúpula de políticos anteriores sean desvinculados de un modo u otro del poder. Cabarrús es perseguido por la Inquisición, Jovellanos es desterrado a Mallorca y Campomanes es cesado. Así, con el apoyo del rey Godoy es reconocido en la historia como un mal político sin embargo protege la enseñanza. Años antes (1789) se prohíbe la lectura de libros y folletos referentes a los sucesos en Francia (conocidos como “papeles sediciosos”, también se prohíbe salir del país a los estudiantes y se insta una orden para que los visitadores vigilen los maestros recién aprobada su plaza. El santo Oficio vuelve a tener el control inquisitorial prohibiendo la publicación de determinados libros, vigilando las fronteras mercantes y creando el Juzgado especial de imprenta. En ese mismo año (1792) se suprimen en las Universidades y Seminarios las cátedras de derecho público, naturales y de gentes.


Retrato realizado por Francisco de Goya y Lucientes (1801). Manuel Godoy. Godoy se preocupará por el tema educativo a pesar de sus batallas, sus ideales lo mantienen en principios claros que para llegar a la felicidad de los ciudadanos, deben ser educados. En esta pintura Goya derrocha un gran psiquísmo en su cara, lo hace antipático, déspota, arrogante y prepotente.

No obstante, no todo fue oscuro. En 1789 el Colegio Académico de Primeras Letras (lo que suponía escuela de maestros) se transforma en la Academia de Primera Educación en 1791. En 1797 se crea una cátedra especializada en cuestiones de Educación y Enseñanza. Se auguraban los comicios de la escuela formal aunque hasta 1839 no se logra.

En la enseñanza secundaria, Caballero modificaba el plan de las facultades menores de Artes, incorporando Matemáticas, Física, Química e Historia Natural. En cuanto a la enseñanza superior, la reforma también es planteada por Caballero en 1807. La Universidad era considerada desde hace un tiempo como foco de revolución y con este plan el Estado va a actuar de forma hostil suprimiendo las Universidades de varias zonas de España. Las Universidades que deja se someten a una unificación de plan de estudios y control ideológico. Realmente este plan no se lleva a cabo porque en 1808 ya está el ejército napoleónico invadiendo el país.

En otra instancia, no se puede olvidar el trabajo realizado por Jovellanos en esta época, ministro de Gracia y Justicia, aunque mayormente conocido por sus obras aportadas al Consejo de Castilla. Gracias a él se crea en 1792 el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía en la que se plasma un plan educativo con cursos, materias y prácticas (conocida principalmente como la primera escuela técnica española). Jovellanos aporta en todas las materias pero en educación destacan sus informes como el de Ley Agraria (1787) donde pone de relieve la importancia de la educación científica para el aprendizaje; también es necesario referenciar La Memoria sobre educación pública (1802) y Bases para la formación de un plan general de Instrucción pública (1809) donde expone los principios que debe seguir un buen maestro para enseñar al niño a ser virtuoso y feliz sin rechazar la religión y la ciencia a la vez. A su vez, habla de la necesidad de unir ciencia y lenguas en una misma formación porque ambas son imprescindibles y de utilidad para el beneficio de los ciudadanos (Oración sobre la necesidad de unir el estudio de la literatura al de las ciencias, 1797). Tampoco podemos olvidarnos de los escritos que redacta para la educación de las niñas y los niños pobres. Sin embargo, no son menos los ensayos y obras teatrales, puesto que considera que a través de estas costumbres el sujeto también se educa.



En este mismo periodo se crea la Escuela de Veterinaria (1793), el Museo Hidrográfico (1797), la Escuela de Ingenieros Cosmógrafos del Estado y la de Ingenieros de Caminos (1803). Por tanto, se trata de una apuesta serie por implantar la ciencia que colaboran con empresas nacionales del momento. También se crean la Junta de Damas de Honor y Mérito (1789) que hicieron mucho por la educación de la mujer.

El museo hidrográfico se redefine como museo naval en 1843 conservando gran cantidad de los materiales empleados en las expediciones por el mundo. Viajar e investigar en el mundo marítimo también era un método de instruirse, adoptar conocimientos y descubrir un sin fin de novedades.


Grabado de la Escuela de Veterinaria perteneciente a la web de OCV (Organización Colegial Española de Veterinarios). Siguiendo el ejemplo francés se crea en 1792 la escuela de veterninaria dependiente del ejército y con profesores del mismo cuerpo militar.

Entre otros escritos destaca el de Torcuato Torío de la Riva que escribe Arte de escribir por reglas y por muestras (1785). Fue una obra encargada por Carlos IV con la intención de ser el modelo implantado en las escuelas, Universidades, Sociedades  Económicas, seminarios, Colegios Mayores. La obra incluía nociones de gramática, aritmética y moralidad, ideas sobre educación, incluso métodos didácticos y prácticas escolares.



Por otra parte, aunque por disfrute y goce de dos años, se introduce por primera vez en España, bajo la influencia de Francisco Woitel, Schmeller y el sacerdote Dobely, la fundación de la primera escuela en Tarragona (1805), es decir, la primera escuela pestalozziana para hijos de soldados pobres, aunque también fueron ideas adoptadas por las Sociedades Económicas Amigas del País. Fue Francisco Amorós quien convenció a Godoy a adoptar el método porque producía buenos resultados en los niños y por la manera de enseñar a leer, escribir y dibujar así como la influencia moral en su formación. Así, se crea el “Real Instituto Militar Pestalozziano” en 1806, aunque en 1808 con la invasión napoleónica se clausura.


Francisco de Goya y Lucientes (Copia de Agustín Esteve), 1807. Godoy, gran almirante protector del Instituto Pestalizziano. En el cuadro vemos el detalle en el que Godoy defiende la educación pública de pestalozzi, un nuevo método traído por Francisco Amorós. En el retrato se ve como Godoy indica a los niños con su dedo queriendo significar que esa es la educación que se merecen. El edificio, es el instituto madrileño de estilo neoclásico. Arriba en el friso aparece una inscripción "la educación de todos los españoles" (Fernández, 2006)


El reglamento de esta escuela proponía la existencia de dos tipos de discípulos: los menores de 16 tienen que ser educados en letras y nociones básicas y a partir de esa edad pueden convertirse en observadores. Sólo había clases por las mañanas, había paseos y excursiones pero también exámenes y unas normas educativas. Los principios básicos fueron:


  • La base de la instrucción (enseñanza) está constituida por la observación y la percepción sensorial, así como por la intuición.



  • El conocimiento debe partir desde lo más simple y hacerse más complejo de forma gradual, adaptándose a la evolución psicológica del educando.



  • Cada fase de la enseñanza debe ocupar todo el tiempo necesario para que alcance sus objetivos.



  • La enseñanza, más que una acumulación de conocimientos, debe aspirar al desarrollo de las capacidades de los alumnos, a desarrollar e incrementar su capacidad intelectual, que ha de combinarse con la destreza en el aprendizaje.


Francisco de Goya y Lucientes (Copia de Agustín Esteve), 1807. Godoy, gran almirante protector del Instituto Pestalizziano.Otro detalle del cuadro es cómo Goya retrataa los niños, se les ve implicados, interesados y realmente reposan con una actitud de atención.
Como vemos ya se adelantaban algunos métodos que se consolidarán en siglos posteriores. Sin embargo, no es hasta después de la restauración monárquica donde se retoman las reformas educativas. Con la aprobación de la Constitución de 1812 quedan reflejados muchos de los grandes avances educativos que pondrían solución a muchos de los errores cometidos en la ilustración, aunque todavía sin contar con una enseñanza primaria o elemental. Al frente, Quintana, Gonzalez de Navas, Vargas de Ponce, Eugenio de Tapia y Diego Clemencín redactan el Informe de la Junta creada por la regencia para proponer los medios de proceder al arreglo de los diversos ramos de Instrucción Pública (1813). Se trataba de un informe muy influenciado por el plan general redactado por Jovellanos y por el Rapport et Project de decret sur l´organisation générale de l´instruction publique presentado en 1792 a la Asamblea Nacional por Condorcet. Fue un informe que defendía la enseñanza gratuita para todos los individuos independientemente del nivel económico, que asegure sus derechos y que desenvuelva talentos. A su vez, se plantea una enseñanza con una misma lengua para todos (el castellano). Una educación que instruya y eduque en valores y principios cívicos. A su vez, dividen la enseñanza en tres etapas: una para niños, otra para jóvenes y una para adultos.


1ª Enseñanza: a la que el estado debe presentar más atención por ser la más necesaria.  La referida a leer con sentido, escribir con claridad, buena ortografía y aprender las reglas de la aritmética (tres poderosos auxilios que adquiere el sexto sentido). Estos tres aprendizajes básicos conducen la vida del individuo y lo llevan a gozar la plenitud de sus derechos. Paralelamente es una obligación la inmersión en el conocimiento religioso y en las enseñanzas morales para aprender los derechos y obligaciones. Además es necesario aprender los principios de la gramática castellana. Se recomienda que todos aprendan a hablar escribir correcta y elegantemente su propia lengua (malos hábitos de pronunciación y de frases adquiridas en la casa o en su entorno); un lenguaje puro y correcto. Será la diputación la que sufrague los gastos (una escuela por cada quinientos habitantes). Los ayuntamientos escogen a los profesores pagándole cincuenta faenas de trigo. El objetivo no es conseguir el brillo o calidad sino la”utilidad y la verdad”.

2º Enseñanza: se refiere a las universidades de provincia. Tiene el objetivo de preparar a los alumnos para entrar en el estudio de las ciencias que le permitan obtener una profesión y ganar una base de conocimientos útiles y prácticos con la finalidad de contribuir a la nación o para seguir estudiando y profundizando si continuaba una carrera de letras. Engloba enseñanzas en ciencias matemáticas y físicas (necesarias para las artes mecánicas la arquitectura y la agrimensura), ciencias morales y políticas (derecho, ética, estadística y economía política) y literatura y artes. Este último se reunía en un curso de dos años con el objetivo de formar alumnos que tomen gusto por los géneros literarios y que compongan con estilo y creatividad (pensamientos y sentimientos habituales) sus propias obras. También se enseñaba dibujo natural y científico. Se obliga a las universidades a tener una biblioteca, un gabinete de historia natural, máquinas, un jardín para la botánica y agricultura, una sala de dibujos y otra dedicada a colección de objetos de utilidad. Los maestros deben ser hábiles, tener conocimiento del mundo; los libros deben ser claros, metódicos y precisos. Se anota la importancia de la asistencia, la dependencia y sumisión del alumno al maestro, la festividad de pocos días, la hora y duración exacta de cada lección.

3ª Enseñanza: estudios necesarios para los diferentes estados de la vida civil, formación particular o específica (estudios mayores). Se refiere a las universidades más importantes. En ella se habla de la necesidad de unir cada enseñanza con sus fines prácticos (Medicina al lado de hospitales). Existían los estudios mayores (teología y derechos en ocho y nueve cursos respectivamente) y los estudios auxiliares (lengua, historia y tradiciones). Todos los alumnos de estudios mayores tienen que hacer un curso de historia literaria y bibliografía para saber referenciar. Cada Universidad tendrá un reglamento particular para determinar el modo de organización y distribución de la enseñanza, las horas, los cursos, os exámenes, las formas de calificaciones y métodos de enseñanza.

Junta Suprema central del Consejo de Regencia de España en 1810. Los diputados se reunían para debatir e informarse sobre las pérdidas y victorias hasta la restitución de la paz. En realidad, la preocupación por la educación llegó después de la firma de la Constitución de 1812.



Bibliografía:

Enciso, LM. (2013). Compases finales de la cultura ilustrada en la época de Carlos IV. Real Academia de la Historia: Madrid.

Fernández, F. (2006). Francisco Amorós, alma mater del instituto Pestalozziano: nuevas aportaciones sobre la filosofía del Instituto, su escudo de armas y su iconografía oficial: (cuadro de Goya: "Godoy, protector del instituto"), Efemérides/CAFyD, 1(1), 1-10.

Guerrero, E. (1985). Historia de la Educación en España. Tomo I. Del Despotismo Ilustrado a las Cortes de Cádiz. Breviarios de Educación. Ministerio de Educación y Ciencia. Secretaría General Técnica: Madrid.

Llopis, J. y Carrasco, MV. (1986). Ilustración y Educación en la España del siglo XVIII.  Universidad de Valencia: Valencia.

Quintana, MJ. (1813). Informe de la Junta creada por la Regencia para proponer los medios de proceder al arreglo de los diversos ramos de instrucción pública. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Varela, J. (1988). La educación ilustrada o cómo fabricar sujetos dóciles. Revista de educación (número extraordinario) del Ministerio de Educación y Ciencia, 245-274.

Ideal pedagógico de la ilustración española


La pedagogía ilustrada española se va a desarrollar en un margen de poco atrevimiento; las ideas se formulan pero no se llevan a cabo por la inestabilidad del sistema. Realmente si en Francia Rousseau será el máximo exponente de la pedagogía francesa en el siglo XVIII, en España lo será en gran parte Gaspar Melchor de Jovellanos a nivel de enseñanza educativa general, Benito Feijoo para extender la cultura desde su abadía y Mayans que promueve la reforma universitaria. De todos ellos la idea esencial reside en ser hombres bien instruidos, que han leído literatura importada desde Europa.



Retrato realizado por Francisco de Goya y Lucientes (1798). Gaspar Melchor de Jovellanos. En este cuadro Goya nos presenta a un Jovellanos reflexivo, dócil, interesado y preocupado por su futuro y el de la educación. Godoy lo destituye por tildarlo de jansenista en materia de reformas religiosas y educativas. Fue el gran preocupado por la educación de los españoles. Entre sus principios pretendía que la instrucción fuese el principio para la prosperidad de la nación y la felicidad social del individuo.
Jovellanos es el máximo exponente de la pedagogía ilustrada española. Fue un hombre muy marcado por la educación desde pequeño. Fue funcionario y jurista de la Corte de Campomanes y posteriormente ministro de Gracia y Justicia en 1979 (antes de los comicios de la primera Constitución democrática). Formó su vida como un clérigo, aunque aprovechó su suerte para dedicarse a la política. Fue el hombre de luces que más fe y empeño puso en la idea de reformar la educación y transformarla. Se preocupa especialmente por la idea idónea en la que los niños debían ser escolarizados a la vez que la preparación de los profesores y la utilidad de los textos, algo así como lo hace un director de un Centro Educativo actualmente. Para ello fija como principio la palabra PROSPERIDAD y a raíz de ella giran los principios para combatir el egoísmo y la insolidaridad de un país en contraposición a la adquisición de valores personales, desarrollo de los sentidos y explotación de materiales. Para ello plantea como lugar de aprendizaje los Institutos (en concreto el que funda en Gijón:  Mineralogía y Naútica). Con ello, mediante la náutica pretendía “formar buenos pelitos que lleven las minas a otra regiones de España y del extranjero” y en el caso de la mineralogía para explotar las minas y llevarlas a toda  España (crear un comercio interior).

Con el apoyo de la Sociedad  Económica de Amigos del País de Gijón crea en 1782 ese instituto, denominado de forma completa como: Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía dedicado a la “verdad y a la utilidad pública” e inaugurándolo con su discurso inicial donde expone su pensamiento pedagógico reconociendo que se aleja de la enseñanza escolástica y acercándose a las teorías de Rousseau. Para él, el ciudadano debe ser virtuoso, que trabaje, que tenga derechos por ser hombre y premiado con la sabiduría (sabio y útil); "hombres equilibrados partiendo desde bases existentes".

Real Instituto de Náutica y Mineralogía (1797). La fotografía es de los años ochenta. Considerado como el primer centro de enseñanza técnica en España- Se trataba del primer centro proyectado con diversas enseñanzas, cursos, docentes más especializados. Actualmente es un hotel, bautizado con su mismo nombre pero con diferentes funciones.

Entre sus obras más importantes escribe en el tomo I de la Memoria para la educación la necesidad de educar al hombre por ser “la única criatura instruible”. Para ello el sujeto debe instruirse en las formas del trato social o reglas de buena crianza. También es importante para el alumno un adiestramiento físico, moral y práctico mientras se educa porque eso hace más perfecto al hombre. También, refiere a la educación como el conjunto de verdades metódicamente concebidas; una educación sistemática y metódica que se opone al autodidactismo.

Por tanto, a partir de la instrucción, concibe la educación y de esta manera el hombre se hará un ser educado que no sólo por saber será mejor sino que necesita ser bondadoso y virtuoso a través de valores, lo que le hace digno. Para ello, la Educación física contribuye a “perfeccionar los movimientos y los actos naturales del hombre; le da fuerza, agilidad y destreza". Jovellanos incluso describe en un calendario los días, horas y lugares donde deben realizarse los ejercicios y apunta la necesidad de adaptarlos según la edad y necesidades del niño.

Su ideal pedagógico se enmarca en una serie de características que dan inspirarían la redacción de la Constitución de 1812. Para él, la educación debe ser: fuente de felicidad (virtud, valor frente a la ignorancia, pues cuanto mejor sea la instrucción de un pueblo mejor se combate la corrupción y los gobiernos servirán mejor a sus ciudadanos, desaparecerán las guerras y mejoran las condiciones de vida humana), popular (crear escuelas en todos los lugares fomentando escuelas profesionales y de oficios como agricultura, industria y navegación que derriben los muros entre estamentos sociales), universal y cristiana (educación intercultural que una razas y fronteras que vaya más allá de las creencias católicas y reconozca a todos los hombres), bilingüe (instruirse en un idioma oficial, junto al cooficial para abrir el campo de conocimiento lingüístico).

Influenciado por los principios enciclopédicos franceses resume como ilustrado en las Bases para la formación de un plan general de instrucción pública que existen muchas fuentes de prosperidad social, pero solo una es el origen de todas y ella es la instrucción pública, pues con ella todo se mejora y florece, sin ella todo decae y se arruina un estado. Concede importancia a la experimentación a través de la naturaleza (“ el hombre no verá formas y apariencias; las sustancias y esencias de las cosas se negarán siempre a sus sentidos pues será la naturaleza quién imprima en sus formas la sustancia”) y al aprendizaje a través de las ciencias, incluso se opone a la lógica aristotélica. Sin embargo, deja piezas por encajar dentro del puzzle y es que en ningún momento hace referencia a la financiación ni a la estructura escolar (primaria, secundaria o elementales). Tampoco nos deja una pedagogía metodológica y de aplicación práctica sino más bien un corpus ideológico y filosófico que defiende una instrucción técnica, profesional insertada en una producción (la importancia de educar en valores se nombra pero pasa de forma ligera). De hecho, Jovellanos sigue profundizando y escribe el Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento donde expone las condiciones de enseñanza, los exámenes y ayudas que deben recibir para conducir a los alumnos a ser más perfectos.

El plan estructurado con materias más importante es el que realiza para el Instituto Asturiano (1794). Por primera vez se detallan con precisión los cursos y asignaturas que debían aprender: en el primer ciclo (dos años de materias comunes para todas las especialidades) se aprendía geometría, trigonometría plana y esférica, álgebra, mecánica e hidromecánica. Después era necesario aprender el dibujo natural para poder crear instrumentos y levantar planos. Todo ello junto a el aprendizaje del francés e inglés. Sin embargo, considera que el saber práctico no es el único tendrían que aprender, sino que también debían formarse en una base teórica y humanista; un saber que se aprendía de la mejor manera desde las costumbres (no los toros ni los autos sacramentales) sino en los ensayos, teatros y bailes típicos, por eso Jovellanos propone fijarse muy bien en la obras de Moratín o Iriarte, mayormente enmarcadas dentro del “teatro didáctico” por sus enseñanzas.



En definitiva, fue un hombre muy cauto que jugó entre dos bandos: el tradicional y el modernista pues nunca terminó de decantar su pensamiento e ideología entre un extremo u otro. Se debatía entre abrir camino a la ciencia pero sin olvidar la religión. Incluso Azorín lo describe como “está entre dos realidades históricas, unos le tachan de conservador otros de jansenista; otros de liberal y enciclopedista y hasta de heterodoxo”.

Indudablemente, su formación estuvo muy inspirada por Benito Feijoo. Fue un monje ensayista y sobre todo crítico con todos los problemas acontecidos en la España del siglo XVIII. Su función era parecida a la de un informador que hacía abrir los ojos al pueblo (una especie de Sócrates iluminado). Gracias a él y a Sarmiento llegan la información de los problemas a gran parte de los rincones del país. Gozaba de protección incondicional del rey Carlos III, aunque muy perseguido anteriormente por la Inquisición. Entre sus críticas educativas hace una reflexión sobre la realidad del sistema educativo y pone en tela de juicio el sistema de enseñanza superior insertado en los planteamientos aristotélicos que impedían el avance de las ciencias. Esos principios los fundamenta especialmente en su Teatro Crítico universal (1726- 1739) donde propone métodos para cambiar la enseñanza hacia el aprendizaje científico y para seleccionar los alumnos que merecen ser educados (especialmente dirigidos a la Universidad, razón por la que se lleva una guerra ideológica contra ella). Para ello, junto con Antonio Verney (preceptor portugués) inician un ataque contra la pedagogía jesuita por ser barroca y estar anquilosada en la oratoria sagrada; piden reformas de contenidos (incorporar geografía, la historia, la física experimental y seguir los principios de Descartes, Bacon, Locke, Pufendorf). Era un hombre creyente pero que apostaba por las ideas modernas que estaban en circulación por Europa. Feijoo confía en que la reforma del país debe iniciarse desde la educación y las escuelas.


Retrato realizado por Francisco Antonio Bustamente (1733). Benito Feijoo. El erudito gallego fue el principal influencer del siglo XVIII español; sus obras se imprimieron en grandes tiradas y consiguieron llegar a muchas partes del país.  Proponía reformas la cultura, las costumbres y la base educativa. 

La educación del momento era teología y la escolástica, moral, jurisprudencia y física moderna estaban a un lado. Si se estudiaba algo de física, era la referida a la aristotélica y por tanto él propone un cambio de método y contenidos para ir hacia el realismo pedagógico; una manera de unir la razón a la experiencia. También destacan sus Cartas eruditas y discursos como De lo que conviene quitar y poner en la lógica metafísica y Dictados de las aulas. En ellos hacía referencia hacia el mal que supone la memorización de conceptos y el planteamiento de una educación más útil y orientativa. Su intención era de cambiar el método de estudio por dictados para incorporar libros de texto en cada asignatura pues según él con esta medida se ahorraba tiempo, no se tendría que copiar tanto, se podrían explicar más cosas y se prestaría más atención. Esta reforma "sólo es posible si los cursos se reestructuran" ya que la Universidad ha causado un gran daño (siempre ha implantado el sistema de dictados desde hacía muchas generaciones). El método debe ser análisis y comprensión de los textos de forma filosófica y reflexiva antes que memorizar. Además expone sus razones para ir contra irracionalismo (encarnado en supersticiones, brujerías), también arremete contra los milagros por hacer incultos a la gente y aprovecharse de su ignorancia, incluso, llega a defender la reivindicación de la mujer que no deben ser comparadas con los hombres.



Para la Universidad propone desde sus Cartas Eruditas la introducción de la Física, Astronomía, Botánica, Historia natural. Como esta medida la consideraba prácticamente imposible por el estado tradicionalista y conservador que impregnaba la Universidad, recoge la posibilidad de crear Academias científicas para implantar los estudios científicos en el país con la protección del monarca. Finalmente, cree que es necesaria la intervención del Estado en educación porque es el único capaz de emprender reformas y “vencerlas” frente a los hostigadores. Sus principios inspiraron a muchos ilustrados como a Sarmiento, que se convierte en su apóstol y seguirá reivindicando el poder de las ciencias en el reinado de Carlos IV.



Continuando con la línea universitaria no podemos dejar de un lado los aportes de Gregorio Mayans y Siscar redactando el Informe sobre el método de enseñanza en las Universidades. Previamente este había estado influenciado por el Plan Olavide en Sevilla. El informe pretendía nacionalizar la Universidad, separar la influencia de los Colegios Mayores y prohibir las enseñanzas religiosas regulares. Además, también se proponía cambiar los contenidos y métodos. Según su planteamiento la Universidad debía estar centralizada y no debería tener autonomía con un Rector a la cabeza y con censores regios que visiten e inspeccionen el cumplimiento de lo ordenado. Quería continuar el movimiento iniciado por los novadores antes de la ilustración donde creaban círculos y reuniones incitando a escribir obras históricas pero con rigor crítico y científico. El plan, lo incorpora rápido la Universidad de Valencia, proponiéndose como la más progresista en favor de la intelectualidad y afán de modernidad. Dicho plan era aprobado en 1787 por Floridablanca y proponía también la mejora de selección del profesorado, su sueldo, la enseñanza por cursos, la práctica científica, el perfeccionamiento del hebreo y la combinación del latín y matemáticas. También se proponía incorporar la teología moral, las leyes españolas y la historia del derecho. En la parte práctica, se dotó a la Universidad de un laboratorio químico, observatorio astronómico, máquinas de física, mejora del jardín botánico. A su vez, se comenzaron a imprimir libros de enseñanza y se empiezan a estudiar autores europeos (Van Espen, Mussenchenborek, Condorcet y Boerhaave.


Retrato realizado por Joaquín Giner (1755). Gregorio Mayans i Siscars. Fue un ilustrado muy bien apreciado por las Universidades reformistas y mal visto por los sectores mas tradicionalistas. Pablo de Olavide fue su maestro de reformas; ambos intentaron llevar a la Universidades planes de estudio, renovar la figura del director (en rector), incluir diversidad de asignaturas, ampliación de becas y acceso.

Mayans realiza lo mismo que Feijoo y Sarmiento, viene a criticar los métodos de enseñanza desde la crítica literaria a la histórica como principal preocupación. En otras obras como Los orígenes de la lengua española imparte lecciones morales sobre la cultura nacional y da instrucciones con contenido pedagógico. Según el reformista, el educando debe aplicarse en el estudio de las letras (lenguas modernas y clásicas), filosofía (Gassendi y Tosca) y las ciencias (matemáticas). Además, considera que el joven debe educarse para la reflexión y conforme a un rigor crítico recomendando lecturas como la república literaria (Fajardo) y el tratado de la elección y los métodos de estudios (abate Fleury) pues con ellos llegaran “a la madurez y perfección del juicio”. La Universidad debía estar organizada de forma minuciosa y cada materia debía tener su propio libro.

En definitiva, la pedagogía de este siglo era optimista porque en primer lugar nunca se aprobaron los planes e ideas que se proponían, en segundo lugar, muchas de estas ideas eran inviables no sólo por la crisis económicas sino por la falta de conciencia (gran parte de los ciudadanos eran analfabetos e incultos) y los políticos no hicieron mucho caso por miedo a que se llegara a una revolución parecida a la que estalló en Francia. Por tanto se consuma una pedagogía reducida al culto moral pero encubierta en un control estatal para mantener a las masas. Eran proyectos parciales y que encubrían como única causa la batalla entre la ciencia y la religión, aunque en realidad, nunca se habla de la educación que deben tener los niños desde tempranas edades porque era una educación para los niños pero sin los niños.

Bibliografía:

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Alvarez de Morales, Antonio. (1985). La Ilustración y la reforma de la universidad en la España del siglo XVIII. Ediciones Pegaso: Madrid.

Arce, V. (2005). Jovellanos: el hombre y el pedagogo. Pulso, 28, 139-154.

Guerrero, E. (1985). Historia de la Educación en España. Tomo I. Del Despotismo Ilustrado a las Cortes de Cádiz. Breviarios de Educación. Ministerio de Educación y Ciencia. Secretaría General Técnica: Madrid.

Llopis, J. y Carrasco, MV. (1986). Ilustración y Educación en la España del siglo XVIII.  Universidad de Valencia: Valencia.

Negrín-Fajardo, O. (2013). Innovación y tradición en la pedagogía de Gaspar Melchor de Jovellanos. Innovación educativa, 23, 61-74.

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Saavedra, L. (1998). Dos precursores: Feijoo y Sarmiento. Revista de pensamiento social, 3, 22-77.
Varela, J. (1988). La educación ilustrada o cómo fabricar sujetos dóciles. Revista de educación (número extraordinario) del Ministerio de Educación y Ciencia, 245-274.

viernes, 30 de marzo de 2018

Ideal educativo de los políticos de Carlos III



Luis Paret y Alcázar (1775). Carlos III comiendo ante su corte. Era muy común la reunión con los ministros de una forma tranquila, en la que había tiempo para comer, beber y hablar de otros asuntos. En el cuadro se observan otros metacuadros que hablan de alegorías mitológicas referenciando al pensamiento de Carlos III: el patriotismo, el amor y el honor militar. Todos ellos son valores que se pretenden inculcar en el ideal educativo del siglo ilustrado español.


“Merece la pena poner el punto de mira en las tensiones que se dieron entonces y en las iniciativas ilustradas que no fueron atendidas por la cúpula del poder monárquico, un fenómeno que ya observaron historiadores como José A. Maravall, Pedro Voltes y Antonio Elorza. Sus suaves insinuaciones, sin embargo, fueron acalladas por el potente coro de los panegiristas de Carlos III o de Campomanes, y por aquellos que no queriendo desentonar con las pautas historiográficas siguieron utilizando los conceptos de despotismo ilustrado o reformismo borbónico. Creo que en lugar de presuponer una armonía entre la monarquía y las Luces, el reinado de Carlos III debe ser narrado cargando el acento en las múltiples y perceptibles disonancias que surgen entre reformadores y gobernantes en los períodos que corresponden a la privanza de Esquilache, Aranda y Floridablanca” (Pons, 2002).

El borbón, más allá de traer los aires de modernidad procedentes de Francia, se rodea de una cúpula política para impulsar medidas. En lo referente a la educación no existen medidas referidas directa y exclusivamente a esta temática pero a través de las instrucciones, Reales Cédulas, ensayos y cartas los ministros visionaron sus intentos de renovación educativa. Esta entrada no se refiere tanto a los intentos de renovación pedagógica, pues Jovellanos, Feijoo y Mayans serán los grandes preocupados por este tema. En realidad, entre los ministros preocupados por las medidas educativas destacaron Floridablanca, Campomanes, Aranda y  Cabarrús. En cierta manera, las medidas y los ideales desarrollados siguen vigentes explícitamente en las leyes educativas actuales; una revolución educativa desde “las nuevas monarquías” que asientan los principios básicos del currículo en las escuelas de las sociedades modernas.

Los principales proyectos educativos no tuvieron originalidad, eran una mezcla entre las ideas francesas y la tradición española; una manera de estar aquí y allí de manera televisiva pero sin presenciarlo físicamente. Era una manera de hacer vivo algo que no era suyo y darle un toque propio. En cierta manera se trató de un “esteril reformismo” inspirando en el empirismo de Bacon, los avances revolucionarios de Newton y la psicología sensacionalista de Locke junto a un sistema político elaborado por Hobbes y Locke. Todo ello, luchó por una educación útil y armónica, regulada desde unas leyes que pusieran sobre la mesa el progreso y enriquecimiento del pueblo (una educación de masa para las masas). En España la reinterpretación que hicieron los ministros no fue exacta porque querían impulsar cambios pero sin cuestionar las estructuras políticas y sociales que se habían heredado.


José Manuel Sáncez, revista el Mercurio (noviembre, 2016). La Corte de Carlos III (de izquierda a derecha): Esquilache, Tanucci, Marqués de la Ensenada, Conde de Aranda, Campomanes, Floridablanca y Olavide. Los últimos que figuran serán hombres que se preocuparán especialmente por la educación.

Campomanes redacta el proyecto de creación de una Real Academia de Letras Humanas por las que deberían pasar todas las personas que querían obtener un título para enseñar en público o en secreto y de ese manera paliar los errores del método de la enseñanza secundaria (ampliar sus campos de conocimiento). A los cuatro años, se crea el Colegio Académico y es ahí donde se promueve su programa de reforma con un carácter historicista que pretendía mantener una sociedad de estamentos y producción dominante que estuviera dirigida al trabajo y a la producción para lograr el adelantamiento de la industria española y como consecuencia la felicidad de todos los ciudadanos. 

La idea era mantener la tradición pero sin salirse de la mayoría de edad (sin ir hacia la modernidad) pues era necesario "reproducir lo que nos identifica desde la cultura y la educación". Fue una manera de hacer estéril el reformismo.

Campomanes pronuncia en su Discurso sobre la educación popular donde avanza los principios generales de las reformas en educación y también dicta con precisión el contenido que deben impartirse a los alumnos. Pone especialmente interés en que la educación debe ser diferente y específica para cada clase social puesto que este mecanismo mejora desde temprana edad la educación del niño, sin remitirse a las leyes, a las que deberá obedecer cuando crezca.

Se trata de un discurso constituido en 19 partes y dos breves apéndices finales. Principalmente defendía que a través de la educación básica o popular el niño puede llegar a desarrollar sus capacidades básicas con la finalidad de recabar en una formación interesada en el plano técnico desde los gremios y podría así aprender una profesión para aportar su trabajo al Estado. Además, se interesa por integrar a la mujer en la educación sobre todo en tareas de confección, como coser o hilar (aunque a nivel ideológico las mujeres están muy desprestigiadas y apenas aprenden a leer en la enseñanza primaria). 


Pedro Rodríguez de Campomanes (1775). Discurso sobre la educación popular de los artesanos y su fomento. Se trataba de un discurso por y para los pobres del país. Proponía una educación que navegaba entre el pragmatismo utópico y conservadurismo social; un proyecto educativo con la finalidad de la reorganización social tradicional (Robles, 2006).
Por eso, pone de relieve la importancia de Artes y Oficios. Entre ellos, el dibujo era muy importante por bautizarlo como el “padre de los oficios prácticos”. Campomanes fue un político, por tanto, que apostó por la educación de los artesanos de manera adecuada desde el saber y reglas de cada arte y el conocimiento de sus instrumentos. El método era "aprender como criados o sirvientes de sus maestros pero sin sobrecargarles con trabajos que requieran mucho esfuerzo físico". No obstante, es necesario que los sujetos se formen en doctrina cristiana y conocimientos civiles, matemáticos y de lectura para ampliar su campo cultural. Por tanto, era un modelo destinado a los pobres para tener un oficio como artesano y de esa manera progresar hacia la burguesía.

Por su parte Cabarrús, en sus Cartas recogidas por Maravall se contemplan los ideales de la revolución francesa y presenta un plan de enseñanza más radical y acorde con las doctrinas burguesas. Aporta la idea de la educación nacional como indispensable para un pueblo, para controlarlo de la opresión, el error y el embrutecimiento social. Se trata de un proyecto secularizado que ataca duramente a la enseñanza de la Iglesia y propone ascender a los niveles superiores no tanto desde los recursos económicos, clase social, sino por méritos personales o talentos individuales. Según Cabarrús, la educación nacional debe tener en cuenta la educación física, intelectual y moral. La enseñanza elemental debe de insertarse en escuelas donde los niños aprendan a leer, escribir, contar junto al aprendizaje de la geometría a través de libros más sencillos. Además, propone no olvidar impartir el catecismo político. Este político, a diferencia de Campomanes, no trata el tema de la formación de maestros ni de los métodos de enseñanza argumentando que “cualquier hombre sensato y honrado que tenga la humanidad y patriotismo puede desempeñar esa función… tras cumplir diez años, los jóvenes se distribuirán en distintas carreras gracias al gobierno y podrán escoger entre agricultura, oficios y comercio. Los que deseen seguir estudiando pasarán a estudiar bellas artes para fortificar la razón hasta los 15 años. Los que tienen gran talento, pueden continuar en los seminarios de clérigos y colegios de medicina, jurisprudencia o defensaPor otra parte, las Universidades son corruptas y deben ser sustituidas por nuevas instituciones internas. Para acceder a la educación superior es necesario un nuevo tipo de exámenes y gratuitos a los 21 años”.




La idea fundamental que aporta Cabarrús queda pendiente en una simple carta pero su finalidad no era del todo nociva para el interés educativo. La idea esencial era tomar la educación como una norma fundamental para construir una sociedad cívica y bien ordenada. Es decir, importar en la educación un sello tanto técnico como moral (principios civiles para el respeto del Estado y el Rey) para que sean felices y eviten delitos por eso “hay que dejar el interés privado que actúe libremente y de ese modo llega a armonizarse el interés público”. Para ello depositó la confianza en las academias como fuente de renovación formativa y pedagógica alejada de las prácticas y rutinas universitarias proponiendo soluciones didácticas a los problemas escolares y dando lugar a grandes debates reflexivos donde se formaban los “buenos maestros” donde teorizaban con coherencia, escribían libros de experiencias para dar bases de formas a cómo educar (estrategias teóricas prácticas). Cabarrús propone los principios de una escuela pública democrática, patriota y al margen de los grupos de intereses económicos e ideológicos. De hecho, sus principios serán tomados en cuenta en la Constitución de 1812.

No podemos olvidarnos de las medidas impulsadas por el Conde de Aranda, nombrado presidente del Consejo de Castilla, tras el motín de Esquilache. El incremento de precios de los alimentos como el pan, la bajada de sueldos y la implantación de planes reestructurados modernistas sirvieron al zaragozano para tomar las riendas del Consejo de Castilla. Especialmente sus reformas vinieron en el sector Agrario e intervino también en la regulación de las Sociedades Económicas Amigas del País. Sus aportaciones son importantes porque con él se logra el primer censo de la población española y con éste se permitía hacer un recuento de la cantidad de niños que viven en ese periodo. A su vez, participó en la expulsión de los jesuitas en 1767, excomulgados de sus funciones educativas sobre todo por participar en el motín de Esquilache e ir contra la nobleza. Además, va a promover la creación de un cuerpo policial para regular las obras de teatro; crea también los Teatros de los reales sitios en el Escorial, La Granja y Aranjuez traduciendo las obras francesas pero con un especial fin educativo, ya que él, consideraba que la educación se iniciaba en los teatros. Las obras teatrales permitían la exposición de picardía, las travesuras, las inobediencias de las que se podían extraer enseñanzas. Se ganó la confianza de Bernardo de Iriarte, Garcilaso y Leandro Fernández de Moratín.



Grabado anónimo (1767). Expulsión de los jesuitas tras el motín de Esquilache. Los padres de la educación española del siglo XVI se marchan tras la expulsión del Rey por considerarlos antiprogresistas y enclavados en su tradición teocentrista. El motín de Esquilache supuso entre otros cambios culturales, el de la vestimenta de capa corta y tricornio sustituyendo la capa larga y el chambergo. Acusado de las medidas de reestructuración y de las subidas del pan el pueblo se levantó contra él. Esquilache tuvo que dimitir y permitió la entrada de Campomanes, Conde de Aranda y Floridablanca.

Por su parte, Floridablanca se ocupa más a nivel económico. Es necesario destacar su Informe de Instrucción  Reservada en 1787 donde se resume la idea de que el clero sea ilustrado y garantizando que sean las parroquias (conventos e iglesias) donde se llevase a cabo la instrucción y regulasen medidas para incorporar recursos y personas. Es en ese informe donde se llevan a cabo reformas para asentar bases financieras estables, necesidad de obtener datos sobre número de escuelas de latinidad existentes desde 1763 a 1790. Fue un funcionario muy preocupado por los problemas de la cultura y enseñanza del país, aunque siempre con carácter reservado intentó evitar la exclusión total de las ordenes religiosas (los Escolapios se mantuvieron muy cerca de la Corte). Entre sus ideas destaca una educación extensible a todos (mujeres y hombres), aunque se refería a la enseñanza primaria porque la superior era reservada a dirigentes, burgueses y terratenientes: “lo que hace falta es el estudio de todas las ciencias y unos sabios que perfeccionen las técnicas y desarrollen las ciencias… Por esta razón, los cuadros médicos y técnicos necesitan una educación esmerada al igual que los científicos y profesores”.  Además en 1780 deja a Julián Anduga y Garimberti renovar la enseñanza de la escritura desde la racionalización, elaborando una serie de reglas que permitieran al aprendiz encontrar el sentido del aprendizaje de letras (minúsculas, mayúsculas y versalitas). Además, estuvo muy al tanto de los proyectos educativos europeos para modernizar la enseñanza de las escuelas de primera letras.


Resumen de un censo de educación de Floridablanca (1787). Se llamaban "almas" a los censados porque se recogían partidas de bautismo para inscribirlos en el censo. En él vemos como los estudiantes eran 50994 y la diferencia con los comerciantes, fabricantes, labradores y jornaleros que sumaban una cifra mayor. De entre los niños de 7 a 16 llama la atención como una buena parte de esta cifra ya se había casado, cifra que se incrementa en la edad de 16 a 25 años.



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