domingo, 8 de abril de 2018

Conclusiones: ¿Qué pretendía la ilustración?


A pesar de intentar evolucionar la educación y las costumbres en el siglo XVIII la ilustración no fue el remedio a la cura de todos los males; ya nos refiramos a la falta de una institución consolidada que planteara unas materias con unos contenidos, objetivos y criterios de evaluación o a una institución neutra (que no es ni religiosa pero tampoco propone la laicidad como mecanismo para combatir la religión).

Foucault (1993) nos invita a pensar en la ilustración viéndola desde fuera. Según el autor es necesario estar en las fronteras para poder realizar una crítica práctica que no tiene un valor universal sino como indagación o referencia histórica para saber que somos sujetos capaces de razonar más allá de la ideología o religión. Es necesario desarrollar una capacidad crítica sobre la ilustración de manera que no se intente hacer posible una metafísica convertida en ciencia, sino un periodo histórico que avanza hacia el concepto de libertad.

Por otra parte, también fundamenta Foucault que debemos tener en cuenta los cambios que se hicieron porque forman parte de nuestra propia ontología. La ilustración realmente no nos ha llevado a ese estado de experimentación y razonamiento pero si a la reflexión y al sentido crítico, una manera de filosofar más efectiva; una actitud donde se critica, se sobrepasan los límites y donde se indaga sobre el origen de las cosas.

Por eso, la ilustración no es lo mismo que el movimiento marxista, el existencialismo y el personalismo porque estas corrientes si son humanistas, en cambio la ilustración no lo es porque ésta última pretende un cambio social, tecnológico y de conocimientos, en cambio el humanismo es una identidad de la naturaleza humana que pretende descubrir al hombre en si mismo y dar sentido racional a su vida buscando el bien común.

Por otra parte, Aguilar Piñar (1988) afirma que la política ilustrada fracasó en sus intentos por hacer reformas culturales sin dañar los privilegios de clase, los hijos de los jornaleros como mucho aspiraban a la enseñanza técnica (gremial) y la reforma no era para hacer extensible la educación sino para proponer una nueva forma de dogmatismo. Además, según Berrio (1988) lo único que se pretendió fue un cambio con el deseo de crecer económicamente pero las medidas legislativas estaban descontextualizadas en una España de crisis. No obstante los profesores se modernizaron, se introducen los textos en otros idiomas, y se testifica un interés por la escolaridad obligatoria, gratuita; se trata de un proceso de concienciación por el cambio más que de instrucción o educación.

Desde nuestro punto de vista consideramos que la sociedad debía evolucionar hacia el progreso del ser humano y qué mejor método que la razón (para llevarnos a ser críticos) sin embargo como todo movimiento, tenía escondidos unos intereses políticos en contra de la religión. Siempre que se propone un cambio, hay detrás unos intereses guiados por una ideología que lucha contra otra a garrotazos, tal como lo dibuja Goya en su cuadro.

Francisco de Goya y Lucientes (1819). Duelo a garrotazos. La idea de la lucha entre hermanos, entre el ser humano como tal por ser lo mejor, nos lleva a la conclusión de que el hombre es un lobo para el hombre (un animal para el mismo). Todos luchan por un mismo ideal interesado, que no resuelve los problemas, lo único que hace es invisibilizarlos.

Por otra parte consideramos que los principios en los que basaban los ilustrados la educación tenían su base en la religión, lo único que hacen es cambiar la imagen de marca y en parte su contenido pero los cimientos seguían siendo los mismos. En realidad era el mismo perro con distinto collar y muchas de sus reformas y “milagros” se los atribuían a la divinidad natural o relojera. Es triste como la educación siempre ha sido el instrumento de prueba o conejillo de indias de los intereses ideológicos y dogmáticos (religión o ciencia). La educación debe ser neutral y nunca por encima de los intereses, aunque la objetividad pura no exista, pero siempre muy próximos a ella.

No obstante, no podemos olvidar que con el proyecto ilustrado nace la idea de tener un profesor al servicio público del Estado (aunque privado en ese momento) y de construir un sistema educativo que se organizará posteriormente a mediados del siglo XIX con la primera Ley educativa que es la Ley Moyano.

Sin embargo, ¿el sistema educativo como tal funciona? ¿Es clarividente con las necesidades del alumno y el estado? Consideramos que tiene dos caras: la liberadora que es lo que proponía al principio la ilustración y una cara de que la Iglesia teológica es sustituida por la antropológica pero sigue siendo una fábrica de construir sujetos a partir de un dogma. Es necesario aclarar que en el siglo XVIII también los jesuitas enseñaban ciencias pero otro tipo de ciencias más estoicas.

La ilustración era un vellocino de oro, pero por dentro pretendía educar al pueblo y construir a personas a imagen y semejanza de unos intereses y como tal influencia ideología pretendía reinventar desde la escuela y las costumbres a las personas que acabó incluso con el concepto medieval donde la comunidad vivía incluso diferente a como la pintan.

La ilustración tampoco triunfó porque se pretendió adaptar las teorías económicas que tendrían éxito en otros países y aplicarlo a todas las clases sociales. La crisis, la decadencia de las industrias españolas y la falta de comprensión con las colonias era una realidad y por tanto el interés por restaurar una nueva economía que elevara la industria y el comercio era lo que a España de la crisis, y eso sólo se podría hacer a través de la educación y jugando con una nueva forma de pensar que inculcaba hábitos, valores de ahorro, trabajo e iniciativa. La educación que se proponía era informal, difusa, no planificada; inconsistente.

Además tampoco podemos olvidar en establecer una diferencia muy importante, la ilustración siempre proponía tipos de instrucción del sujeto. La instrucción como bien sabemos consistía en proporcionar conocimientos y habilidades para darle una formación pero faltaba la educación pretende despertar ese espíritu crítico que sólo se aprende experimentando de verdad, sin poner en contradicción dos conceptos, si no formulándolos e investigando sin prohibirle ni impedirle nada. 

Lamentablemente, desde la ilustración a hoy día hay cambios pero existenciales pero no muy profundos, el ser humano sigue presumiendo de que el conocimiento científico ha vencido a la religión pero se ha quedado sin argumentos, sigue estancado en el mismo argumento. Las democracias actuales siguen viviendo en la misma ilusión de libertad dentro de totalitarismos invisibles (Sánchez, 2007).

Realmente la ilustración fue un movimiento monocromático porque sólo se defendieron unos intereses con un sólo color (laicos pero dogmáticos) y no se apostó por una verdadera educación que eliminara las barreras de clases y que pretendiese la equidad cultural y formativa, algo parecido a lo que pretenden los políticos en la actualidad educativa; aprueban leyes sin preocuparse por el verdadero tema, la educación de todos y para todos con la finalidad de que al final tengamos un trabajo, seamos útiles para el mercado y vivamos una vida “aparentemente feliz”.


Bibliografía:

Del Valle, S. (26 de enero, 2017). No es lo mismo educar que instruir. [Mensaje de web yoinfluyo.com]. Recuperado de: http://www.yoinfluyo.com/columnistas/silvia-del-valle-marquez/17912-no-es-lo-mismo-educar-que-instruir

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Kurt, P. (2002). Hacia una nueva ilustración: una respuesta a las críticas postmodernistas del humanismo. Revista histodidáctica. Recuperado de: http://www.ub.edu/histodidactica/index.php?option=com_content&view=article&id=23:hacia-una-nueva-ilustracion-una-respuesta-a-las-criticas-postmodernistas-del-humanismo&catid=11&Itemid=103

Sánchez, R. (29 de julio, 2007). Educar o instruir. [Mensaje de web El País]. Recuperado de: https://elpais.com/diario/2007/07/29/domingo/1185681159_850215.html



domingo, 1 de abril de 2018

Curiosidades y arte educativo de la ilustración española


Antonio Martín (2011). Detalle de las Aleluyas. Las aleluyas eran aprendizajes sencillos a través de imágenes que comienzan a circular en prensa a finales del siglo XVIII; facilitaban a sus lectores el acceso a un conocimiento esquemático y rudimentario de de diversas temáticas, como las fábulas, las biografías de hombres ilustres, la historia, la geografía pintoresca y las vistas de monumentos, las obras de teatro y novelas.


La Ilustración española no sólo nos deja obras literarias que inciden en la educación si no que también se crean instituciones y edificios que destinarán parte de su trabajo a la formación de sujetos especializados. Por tanto, hay que reconocer que las labores educativas no sólo residen en las figuras políticas y lieterarias, sino también en los edificios que crean los tres monarcas borbónicos Felipe V, Fernando VI y Carlos III, especialmente éste último. Tampoco podemos olvidar la inquietud artística por retratar la vida española a través de la pintura del siglo como testamentos “fotográficos” más verídicos e instantáneos del siglo XVIII. La pintura, también es un método visual y didáctico para mostrar la cultura y modos de vida de una sociedad.

Con la llegada de los tres monarcas se produce la introducción de reformas a través de invenciones que se estaban importando de Francia especialmente. Se crea la Real Librearía, las fábricas de tapices de Santa Bárbara (Madrid) y de Cristales en la Granja. Además, se crean escuelas de música tanto profanas como religiosas.

Fotografía de la fábrica de tapices en los años 90. La imagen data la fachada principal de la fábrica, actualmente es un museo que alberga una colección de tapices. Es un edificio que ha cambiado sus usos; antes se trabajaba allí creando tapices para los reyes y actualmente es un sitio de visita.

Francisco de Goya y Lucientes (1772). Cartón de Goya sobre el cacharrero. La imagen muestra los vendedores de tapices, cuadros, vajillas, una especie de mercado del siglo XVIII al que a veces frecuentaban los nobles para supervisar y llevarse lo que más le gustara.

Grabado realizado por Francisco de Paula Van Halen (mediados del siglo XIX). Real Fábrica de Cristales de La Granja (1727). Los reyes van a hacer un encargo de espejos de diferentes tamaños que colocarán en sus palacios reales. Por primera vez contemplarse el rostro era una preocupación de los nobles.

Todas las academias dedicadas a la enseñanza superior se unifican en la Real Academia Española y de la  Real Academia de la Historia. También se crea la Academia de Artillería de Segovia, los Reales Colegios de Cirugía de Barcelona y Madrid.

Fotografía de inicios del siglo XIX sobre la Aacademia de la Historia. Se crean por Felipe V en la Real Cedula de 17 de junio de 1738. Antes de inaugurar el edificio, los contertulios y personas con gran formación se reunían como grupos de discusión en sus casas, hasta que el monarca les concede el edificio. El paso de las tertulias domésticas a la edificación de una instalación supone también pasar hacia la investigación y redactar obras de interés cultural e histórico.

Portada de la Fundación y estatutos de la Real Academia Española conservado de su inauguración 1715. En su imagen puede contemplarse el primer lema "Limpia, fija y da esplendor"; en el medio una pócima rodeada con vegetación. Como vemos el interés por unificar la ciencia, las letras y entregar al pueblo un diccionario que unifique la lengua de una nación se aprecia desde principios del siglo XVIII,


Real Fábrica de Cirugía de Cádiz (fotografía de inicios del siglo XIX). El edificio fue construido en 1748 pero los fines médicos iban dirigidos a la armada, se estudiaba anatomía, medicina y lecciones de armada.


Entre otros edificios emblemáticos destacan la creación por primera vez de un Jardín Botánico (1781) en Madrid. Por primera vez los estudiantes podían tomar contacto con plantas y especies vegetales que se importaban de toda Europa y sobre todo con las misiones científicas de las Reales Expediciones Botánica en América. En este siglo se da mucha importancia a la ciencia y se entiende que debe tener una aplicación y a que a través de la práctica de “campo” es como mejor se obtenían resultados de aprendizaje. Tal es el interés de la ciencia que se crea el Observatorio Astronómico (1790). Se importan telescopios para observar las estrellas.

Pintura de Luis Paret y Alcázar (1799). La visita al jardín botánico por parte de la nobleza y alta burguesía suponía la entrada hacia el conocimiento de especies que estaba fuera del alcance de la cultura popular. Con la llegada de nuevas especies vegetales y sus tratamientos a día de hoy los científicos siguen progresando y avanzando pero sin olvidar la base que nos dejaron estas valiosas infraestructuras

Bosquejo de Miguel Colmeiro (1875). Puerta del Pabellón Villanueva del Real Jardín Botánico de Madrid. Se trataba de uno de los accesos más importantes al jardín. Al frente tiene una alberca circular propia del neoclasicismo. Esta portada referencia la sala invernadero donde se guardaban plantas que tenían que tener un temperatura determinada. A principios del siglo XIX se emplea como almacen, herbario y aula para las cátedras de botánica y agricultura. El ejemplo es claro, interés científico pero también artístico.

 Dibujo realizado Jose Antonio Cavanilles (1791). Fue uno de los principales investigadores en botánica, como vemos en el dibujo, explica la forma en que crece y florece la flor, los frutos que da. Los escritos de botánica seguían en latín, así que quién quisiese estudiar botánica tenía que aprender latín, como venía haciéndose con la medicina tradicional erudita.

Pero el interés de los monarcas no queda sólo en la ciencia; en cuanto a otras obras de gran infraestructura destacan la creación de palacios como el Palacio Real (obra de Francesco Sabatini), que se incorpora en su interior productos de porcelana. También se manda construir la Puerta de Alcalá  (1769) y el Museo de Ciencias Naturales (actualmente Museo del Prado), la fuente de Neptuno y la fuente de las Cibeles. Por primera vez los antiguos Museos privados, pasan a ser colecciones que se abren al pueblo (colecciones públicas) y de esa manera el conocimiento puede ser accesible a todos los ciudadanos. Realmente esa premisa no es exacta porque no todo el mundo tenía interés por entrar a un museo y tampoco tenía dinero para pagar la entrada pero sí que se observa la intención de expandir el conocimiento a todos los ciudadanos.

Fachada principal de la Saleta de Porcelana en 1771. El interés por incorporar un material procedente de oriente simboliza para los reyes un gran decoro en sus salas. Como vemos hay diversos jarrones incrustados, decoraciones donde se combinan los colores verde, blanco y dorado. Arriba también se incorpora una vidriera para que pasen los rayos de las luces. A los dos lados de la sala se incorporan dos grandes espejos, como hemos dicho, una gran obsesión de los monarcas junto a los relojes.




David Roberts (1833). El pintor romántico escribe una carta a su hermana que le había defraudado un poco España porque era una ciudad que apostaba por la novedad pero que seguía insertada en lo clásico. No obstante se comienzan a situar grandes esculturas en las avenidas como las Cibeles o la estatua de Neptuno, también se incorpora la Puerta de Alacalá. Madrid comienza a vivir una nueva vida muy influenciada por el renacimiento italiano.

Palacio de la Industria y de las Artes (1887). Grabado anónimo. Pasó a convertirse en museo de las ciencias naturales a principios del siglo XX. Alberga también colecciones de entomología, melacología y mineralogía. En sus principios fue un lugar de trabajo e investigación y en el siglo XX se cambia su función a museo para ser visitado por todas las personas y de esa forma lo que era privado pasa a ser exposición pública. 

Grabado del Gabinete de Francesco Calzolari (siglo XVI). Con la llegada de los mecenas en Italia y el gran auge del clero, se evoluciona en los posteriores siglos a abrir el conocimiento de los objetos al mundo. Esta imagen forma parte de un protomuseo italiano o cámara de las maravillas; en toda Europa las colecciones de este siglo eran privadas y albergaban una gran cantidad de materiales desconocidos, prohibidos para lo popular y muy exóticos.


Grabado dedicado a Jean Antoine Nollet, físico del colegio de Navarra, se observa impartiendo sus grandes avances y al fondo unas estanterías con objetos. Era muy común tener estanterías con objetos para poder manipularlos mientras sus explicaciones. Muchos de esos objetos eran únicos y procedentes de colecciones de mucho valor. En su famoso Cabinet guardaba todos sus objetos e instrumentos de investigación.

En las expediciones se pretendían mejorar las comunicaciones terrestres mediante cartografía precisa, de esa manera se tenía mejor conocimiento de la geografía. También se crea el Archivo de Indias y se ordena la traducción de la Biblia Vulgata al español. Carlos III nombra patrona de España a la Inmaculada, así como los colores nuevos a la bandera española y la melodía del himno nacional desde la unificación de los “toques de guerra” (Marcha de los Granaderos).


Mapa de España realizado en 1765 sobre cartón. A la derecha se puede apreciar cómo la leyenda se le dedica a Carlos III, es curioso fijarse en la frontera francesa denominada "parte de Francia" y la sustitución del Océano Atlántico por el Océano Occidental.

Grabado de un instrumento de medición cartográfica en las expediciones de Jorge Juan en las Américas (1748). Era un instrumento para medir la tierra realizado a partir de un sistema de triangulación preciso que les permitiera a las tropas navales tener mejor orientación. A finales del siglo XVIII la cartografía tendrá fines muy educativos sobre todo para el conocimiento de los ríos, capitales y cordilleras.

La Biblia Vulgata es la primera Biblia que se escribe en Castellano, anteriormente la educación religiosa basaba la doctrina en el latín, por lo tanto casi toda la instrucción estaba insertada en las lenguas clásicas. Hubo que esperar hasta 1782 para dar a exponer al pueblo el conocimiento religioso en la lengua castellana.

En 1760 el Papa Clemente XIII concede a Carlos III el nombramiento de la Virgen de la Inmaculada como patrona de España y de la Infantería Marina. En la II República se suprime la tradición por la celebración del día del ejército y actualmente la patrona es la Virgen del Pilar. Llama la atención en la pintura el escudo español y los ángeles soportando un grabado del mapa español y a la derecha otros con la bandera española y carlista, ambos emblemas de borbones.





Por otra parte se crea el Banco de España y las Juntas de Caridad para atender a los pobres y enfermos, los primeros servicios de ambulancias que iban en silla de mano (encargado a la Hermandad del Refugio), la numeración de casas y aceras y el alumbrado público con más de 152 farolas con velas de sebo.


Banco de Madrid. Fotografía de comienzos del siglo XIX. Se crea en 1782, antes de fallecer Carlos III. Se trata de un edificio muy importante porque allí iban a ingresar sus acciones los principales inversores. El edificio más allá de su innegable estilo neoclásico supuso la primera institución que canjeaba los vales por monedas.

Grabado del siglo XVIII, anónimo. Modificar la urbanidad de la ciudad era vital, las calles estaban sucias, oscuras (facilitaban los delitos sexuales), el saneamiento y las condiciones de higiene eran pésimas, todo porque a la nobleza no le gustaba. Cambiar la infraestructura urbana por algo más moderno también era un modo de educar porque suponía cambiar los hábitos y costumbres.

A nivel pictórico los autores que mas influyen más allá de Goya son Giandomenico, Lorenzo Tiepolo y Antonio Rafael Mengs. Todas ellas retratan las escenas de la vida cotidiana de la nobleza y la pobreza, bodegones e innovaciones como la inauguración del Jardín Botánico o la elevación de un globo Montgolfier. Pero las pinturas dedicadas a la educación van a ser especialmente los retratos de los infantes por Giuseppe Bonito, Giuseppe Dupra y Antonio Carnicero aportando brillantez a la figura de los nobles más pequeños. Aunque esencialmente serán las pinturas de Goya las que aporten más sobre la figura del niño y la educación entre las que destacamos los múltiples retratos a hijos de nobles, condes pero los que mas aportan son los grabados de Los caprichos (1799), en ellos se ridiculiza la figura de los maestros encarnados en “burros” que hacen caso a las doctrinas políticas. Esta mala imagen del maestro se dibuja culpándolo como principal responsable de un sistema educacional basado en el inmovilismo de las costumbres y la opresión religiosa.


Antonio Carnicero (1798). Infante Carlos María Isidro de Borbón. Un claro ejemplo de esta pintura es que desde muy pequeños se les educa a los infantes a nivel culto, musical y bélico. El tambor no sólo se refiere a un instrumento musical, si no que es un instrumento empleado en las batallas para marcar el paso.

A la izquierda el Infante Felipe Pascual. A la derecha, pintura de Giuseppe Bonito, pinta al infante Fernando de Borbón y Borbón. A los infantes se les dejaba experimentar en sus tiempos libres con animales, fusiles y plantas.

Serie de los Caprichos nº 41. Francisco de Goya y Lucientes (1799). Ni más ni menos. Este grabado cumple el famoso refrán de que "aunque la mona se vista de seda mona se queda" porque aunque queramos borrar nuestro pasado, el testimonio está ahí y muchas de las costumbres actuales están arraigadas y son insustituibles por otras más nuevas.

Serie de los Caprichos nº 39. Francisco de Goya y Lucientes (1799). Hasta su abuelo... Se critican la tradición y costumbrismo de generación en generación, algo que si no superamos nos sigue haciendo aún más burros.

Serie los Caprichos nº 37. Francisco de Goya y Lucientes (1799). ¿Si sabrá más el discípulo?. Entre las críticas que obtiene el maestro de este siglo es que no sabe educar, sólo rebuzna y pueden reproducir borricos.

Serie de los caprichos nº 38. Francisco de Goya y Lucientes (1799). Titulada como Buenísimo. Se critican las modas y el dejarnos llevar por ellas. Si tenemos orejas y aplaudimos lo que vemos es fácil, pero ver lo que hay más allá de lo instaurado socialmente es tener verdaderas orejas que escuchan.

Jean Ranc (1724). Carlos III, niño, en su gabinete. En la imagen se representa su implicación en instruirse que quedaría como muestra para las posteriores generaciones.



Jose del Castillo (1780). Niños jugando al boliche. Los juegos tradicionales más allá del ocio también suponían una prueba educativa en la que practicaban sus habilidades, destrezas y capacidades físicas.

Entre discursos, tertulias y reuniones los monarcas se evadían en las costumbres como la caza o los toros, la pelota, los bolos, la danza, además de la música con piezas de influencia italiana como las de Luigi Boccherini y Antonio Soler. Entre las admiraciones de los nobles están los paseos y los juegos recreativos, por eso es esencial destacar la creación del Parque del Retiro y el Paseo de las Delicias. El pueblo conocía la moda de los “saraos” y el mundo de las pelucas, abanicos y disfraces. En este siglo se inauguran también las cafeterías, los bailes de máscaras y la importación del primer biberón para evitar la enfermedad en niños desde muy pequeños. Los ropajes y vestimentas también habían cambiado mucho por lo que para cada actividad se imponía la costumbre de vestirse de una manera diferente (entre ellos los vestidos, casacas, chupas, calzones o jubones).


Jan Van Kessel. (1680). Vista de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado con cortejo de carrozas. Las costumbres urbanas cambiarán a lo largo del siglo XVIII, aunque el transporte de carrozas seguirá empleándose, a la derecha, se detalla el Paseo del pardo, en ese lugar se construirá el Paseo de las Delicias con Carlos III para el disfrute de los ciudadanos.

Eduardo León Garrido (cuadro de mediados del siglo XIX). El Galán del Sarao. Garrido representa los rituales o corros que se hacían bailando los nobles en el siglo XVIII, también se detallan las vestimentas.

Entre otras curiosidades destaca el indulto de presos por las cofradías de semana santa que actualmente poseen como tradición algunas hermandades: en 1759 una grave epidemia de peste barrió con buena parte de Málaga y por este motivo las autoridades decidieron la suspensión de las procesiones de Semana Santa. Los presos de Málaga pidieron permiso para que pudieran sacar una imagen. A pesar de que el permiso se denegó, ellos organizaron un motín y llevaron la imagen por la calle. Tras la procesión vuelven a la cárcel y de forma milagrosa desaparece la epidemia. Carlos III queda impresionado y por ello concede una Pragmática Real para indultar a un preso en estos días.
Fotografía tomada a mediados del siglo XX. El preso firma su acta de liberación por tradición, después sigue su penitencia tras la procesión, concretamente la perteneciente a la Hermandad de El Rico en Málaga.

Por otra parte es el siglo donde nacen las teorías racistas en Europa para descalificar a España y marginarla de la Europa civilizada. En el libro La sombra de la leyenda negra Montesquieu y Bufon explican las que a partir de los Pirineos comienza África con personas diferentes a nivel psíquico y mental. Según los ilustrados los españoles eran "marranos, crueles, vagos y fanfarrones".

Como vemos fueron muchas construcciones y curiosidades que no se datan en los libros de texto. Por primera vez no sólo se trabajaba a nivel artístico o científico individualmente sino que en ambas materias se trabaja y progresa a la vez. Por otra parte, dichos progresos avanzaron el ideal de modernidad social y esto influyó en la educación de una manera u otra. El cambio de costumbres también supone educar y la creación de nuevas infraestructuras, formas de entretenimiento y hábitos no iban únicamente dirigidas a la nobleza sino que también, en algunos casos, no se hacía distinción por clase social.

Bibliografía:

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"La política debe buscar una luz más cierta y clara para observar nuestros usos y costumbres con algún provecho" (Jovellanos, 1790)

Obra realizada por Jaime Marquet (1771). Real Coliseo de Carlos III. La creación de teatros para la representación de obras por las Compañías de los Reales sitios es una realidad en el siglo XVIII, una realidad adoptada desde Francia y readaptada en nuestro país con sus peculiaridades.

"Un teatro tal, después de entretener honesta y agradablemente a los espectadores, iría también formando su corazón y cultivando su espíritu, es decir que iría mejorando la educación de la nobleza y rica juventud que de ordinario lo frecuenta. En este sentido su reforma parece absolutamente necesaria, por lo mismo que son más raros entre nosotros los establecimientos destinados a esta educación. No, nuestro extremo cuidado en multiplicar cierta especie de enseñanzas científicas no basta a disculpar el abandono con que miramos la enseñanza civil, aquella que necesita el mayor número, aun entre los nobles y ricos, y que es tanto más importante cuanto más influjo tiene en el bien general y, sobre todo, en las costumbres públicas" (Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su origen en España, Jovellanos, 1790)

Más allá de las instituciones que encarnaron la educación (recordemos la labor de las Escuelas Pías, del Seminario de Nobles por los jesuitas, colegios de refugio dedicados a niños pobres, academia de bellas artes, la creación de escuelas en gremios y la influencia de los Colegios Mayores en las Universidades) no se llegaron a consolidar planes estructurados. Las políticas no fueron muy efectivas. Sin embargo, es necesario dedicar una entrada a la literatura española del setecientos que influye de manera explícita en la educación del siglo XVIII española. Jovellanos, Feijoo, Tomás de Iriarte y Felix de Samaniego y Leandro de Moratín crean ensayos, poemas y obras teatrales que inauguran el “teatro didáctico”.

Todos estos autores van a reivindicar la supremacía de los valores clásicos pero abrazados a la modernidad, es decir, desde el neoclasicismo renacen las ideas del pasado (renacimiento) para sustituir al barroco que transmitía tristeza y oscuridad. Todas estas obras alumbrarán ciertas ideas de los posteriores romanticistas del siglo XIX.

Las obras de estas épocas nacen desde el espíritu crítico, rompen con el principio de autoridad que estaba encasillado en la tradición triste y apenada. Gracias a esta reivindicación el arte y la literatura (como en la mayor parte de los casos) encontró su cebo para aportar nuevas ideas, renovar las formas de expresión cultural e implicarlas indirectamente en la didáctica. La literatura de este siglo se basa en la expresión de las emociones y eludir de algún modo las reglas clásicas pero sin romper el equilibrio y la armonía (estética). Así pues nos movemos en un mundo artístico y literario en el que convergen diversas ideas postbarrocas, neoclásicas y prerrománticas.

Si nos referimos a la prosa como tal, el género más importante que destaca en este siglo es el ensayo pero empleado para exponer de forma teórica y con entonación las críticas y pensamientos ilustrados. Dicho género fue extendido de forma más fácil gracias a su publicación en la prensa escrita por ser una “lectura cómoda y barata”. Por tanto, la sociedad y el poder toman conciencia sobre la importancia mediática de los periódicos y su poder de influencia pero no por su poder informativo sino por su capacidad de divulgar y educar al pueblo. En ellas se critican las costumbres, los comportamientos e ideas heredadas. Por ejemplo, José Cadalso en sus Cartas Marruecas (1793) que desde la perspectiva de un extranjero critica las costumbres españolas. Otra obra que destaca es Noches Lúgubres (1790) donde a través de personajes inventados expone los sentimientos de amor por la muerte de su cónyuge.




Por otra parte, Jovellanos se centra en emplear los ensayos para exponer sus ideas de cara a los Informes sobre Ley Agraria (1974) o la Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas (1796) donde expone su preocupación por el teatro para que obedezca a un fin educador. Finalmente expone su preocupación pedagógica en la Memoria sobre educación pública (1802) donde economía, prosperidad y felicidad son los objetivos a lograr en el niño. No obstante, se le atribuyen dos obras teatrales Pelayo y Muntuza (1769) y el Delincuente honrado (1774) donde el hombre comete actos injustos y es el soberano (el pueblo) quién lo salva.



Feijoo, por su parte emplea el ensayo para subrayar los quehaceres de la educación para no cometer los mismos errores populares que habían sumergido la tradición educativa y sobreponerlos con la ayuda de la ciencia. Destacan el Teatro crítico Universal (1727-1739) y las Cartas eruditas y curiosas.

Lo curioso es que tanto Jovellanos como Feijoo emplean un estilo claro y directo, alejado del barroco y próximos a un lenguaje más académico. A día de hoy esos ensayos suponían las leyes o premisas más importantes del momento y como vemos no estaban ordenadas por artículos ni derechos.

Aunque la prensa era quién publicaba estos ensayos, es necesario indicar la escasa importancia que recibió la novela. Diego Torres de  Villarroel escribe Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor don Diego de Torres Villaroel (1759) donde se narran aventuras de forma satírica (parecido a la picaresca) sobre la decadencia cultural del país. Por otra parte, el jesuita Padre Isla publica en 1758 la Historia del famosos predicador de fray Gerundio de Campazas, alias Zotes en la que también satiriza la recitación de las obras en latín.



En el género poético, la poesía ilustrada va a estar influenciada en parte por el movimiento postbarroco iniciado en Quevedo y Góngora, aunque con temas más preocupados por la amistad, solidaridad, búsqueda de la felicidad, bien común, importancia de la educación, crítica de costumbres y reivindicación del papel de la mujer. Esta poesía debía tener un poder “didáctico” de manera que enseñaran entreteniendo (sobre todo con fábulas). Entre ellos destacan el Endimión (1755) como Terpsicore de Juan Bautista Arriza o Emilia, poema descritivo y moral recordando al Emilio de Rousseau. Este tipo de poesía recordaba los temas mitológicos donde aparecen las fuentes, casas, jardines, dioses (gusto por lo natural y la ciencia sin recurrir a dioses cristianos). En la temática época destacan Vaca de Guzmán con Las naves de Cortés destruidas y la toma de Granada por los Reyes  Católico.  Jovellanos también escribe en su Epístola I (1776) los nuevos cauces de la poesía útil y didáctica, encarnada en sentimientos pero con temas que aportan reflexión hacia la educación.

De esta manera comienzan poetas como Iriarte con obras como Sátira contra la literatura chapucera de estos tiempos (1782), la felicidad de la vida del campo (1779), La música (1779) y y sus famosas Fábulas literarias (1782) donde se contienen moralejas en las que los personajes son animales, elementos o seres inventados y en su interacción ofrecen una enseñanza final. Sin embargo su carrera no acaba en la poesía también destacó en el teatro con comedias como Hacer, que hacemos (1770), El señorito mimado (1780), la señora malcriada (1788) y Guzmán el Bueno (1791) donde ya introduce la orquesta creada por Rousseau. En sus obras teatrales humoriza sobre el español vago, encasillado en la tradición y que no saber hacer nada, personajes maleducados y con escasez educativa.



Otro contemporáneo poeta fue Felix de Samaniego que escribe también las Fábulas en verso castellano (1781) llevando así una guerra literaria con Iriarte. Eran fábulas escritas en verso con carácter prosaico y finalidad didáctica. En este caso ya no se emplea un tono ingenuo sino que desnuda la crítica, la hace visible y revela los malos hábitos sociales y actitudes políticas. Tampoco podemos olvidar su poesía erótica y humorística con El jardín de Venus (1780).



No podemos concluir sin nombrar a Moratín, un gran intelectual que se influencia de la literatura extranjera. Fue autor de varias poesías épicas escritas con un tono romántico. También escribió poemas religiosos y morales como A la Virgen Nuestra Señora (1795) donde  expone su fervor a la virgen de Lendinara pero desde lo más profundo de sus sentimientos, aunque no olvida de nombrar que existe un Ser Supremo encarnado en la razón. También destacan La Diana o Arte de la caza (1765) y el Arte de las Putas donde ya no son consejos lo que se ofrecen sino enseñanzas a través de la ironía y parodia alejadas del estilo antiguo aburrido. En el último poema referido, Moratín pone énfasis en el erotismo donde exponía a modo de anécdotas las peripecias por las que pasaban las trabajadoras de la noche de Madrid.

Sin embargo Moratín va a ser el máximo exponente del teatro didáctico del siglo XVIII en España. Este teatro tenía la finalidad de extender implícitamente las ideas ilustradas que reformarían la sociedad con representaciones verosímiles con la realidad, personajes que se comportaban de acuerdo con su sexo y condición social. Eran obras donde también se respetaba la unidad de lugar, tiempo y acción; tampoco se mezclaban las tragedias y comedias, no se representaban escenas violentas ni se situaban más de tres personajes en escena. Van a ser comedias de enredo, de magia u obras dirigidas (sainetes) por Ramón de la Cruz inspiradas en las ya escritas por Racine o Voltaire. Estos aspectos se ven en las obras de Fernández de Moratín, que crea la “comedia moratiniana” que ridiculizaba los vicios de la época, una forma de hacer del teatro un instrumento para cambiar las costumbres y cultura. Se proponía imitar las conductas de los héroes por sus razonamientos; personajes que no cambian de carácter ni evolucionan en la obra. Se alternaba el lenguaje coloquial y retórico que requeria entonación y calidad en los personajes. En las tragedias, los actores se dirigían al público para instruirles.



Entre sus obras destacan El viejo y la niña (1790) donde mostraba la calamidad que supone casarse entre personas de diferente edad donde el interés familiar está muy presente. La comedia nueva (1790) reduce de forma absurda los artificios del teatro de su época. La Mojigata (1804) expone los problemas de educación desigual en el que se encasillaban las niñas de este siglo. Finalmente su obra más reconocida es El sí de las niñas (1806) donde hace referencia a la falta de libertad de elección por parte de la mujer sumisa de la época para escoger su verdadero amor, aunque lo más relevante es que hay dos personajes que encarnan la confrontación educativa: uno de ellos defiende la necesidad de la obediencia en los padres para ser educados (Doña Francisca) y el otro (Don Diego) defiende la libertad de los niños para educarse, pues el padre no debe ser egoísta, debe ser racional, buscar el bienestar y la felicidad de sus hijos; no debe imponerle decisiones particulares (el padre tiene que ser el modelo de actuación de los niños).
Pintura de Francisco de Goya y Lucientes (1812). Majas al balcón. El cuadro representa a dos muchachas apoyadas en un balcón tapadas con un velo y con vestimentas muy ostentosas, aparecen cuchicheando y detrás la amenaza de los hombres que las cotejan y las supervisan. La actitud del pintor refleja ya una crítica de la sociedad por representar esta escena.

Como vemos, algunas de estas obras incluso aparecen en los libros de estudio de Secundaria y Bachillerato como muestra de que la literatura de esta época también es importante conocerla porque supuso un avance para el aprendizaje de lecciones morales. No es casualidad por tanto que en las escuelas se aprendan moralejas y lecciones a través de la literatura, un método didáctico que tiene su origen en la ilustración y que continúa en la actualidad, ya que hasta la ilustración lo único que se hacía era traducir y aprender la lengua pero no se extraían significados morales de ellos.

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